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Etiqueta: brillo

Yo te miro y te miro

Yo te miro y te miro

Yo te miro y te miro
y te busco en el infinito,
en el aroma de los lirios
y en los latidos antidepresivos.

¿Por qué te perdiste;
por qué no pude encontrar tu brillo?

Yo miro y te miro
desde lejos
con los brazos en vilo,
para encontrar tu corazón trino
más allá de los prejuicios.

Pues una vez vi dos pececillos
en un líquido salino;
eran como dos niños
que jugaban al aquí te pillo,
y se vieron de lleno
por unos instantes
que fueron dos pellizcos. 

Y me preguntaste
¿Qué te pasa pececillo?

“Te he esperado tres siglos
y solo en parte has venido;
no muestras tu brillo
solo un parpadeo tibio,
pero quería verte
más allá de las capas
y de las escamas,
de todas las conjeturas
de esta agua salada.

En ese líquido tan tuyo
porque es exquisito,
arrebatador y transitivo.”

Y vi un mar de Coral
que nunca se iba a apagar
lleno de pigmentos
en mitad del nacimiento,
con una luz colosal
cerca de la pleamar.

Y allí me miraste
justo en ese instante,
como una ola bramante
dispuesta a abrazarme.

Y me susurraste…:

«Estoy parada
cerca de la mar salada,
veo luces en espirales
detrás de los fríos invernales, 
no se cómo romper el hielo
que congela lo que quiero.

Me he quedado helada
ante mi propia estampa.
Pero a ti te veo desde lejos 
porque me haces de espejo.»

Y el tiempo se detuvo
en cada segundo
y en ninguno;
vimos nuestras sombras
y otras zozobras;
y allí nos quedamos
mientras pasaban las horas.

La luz buscaba indicios
que hablaban de nosotros mismos.

Por eso ahora te miro y te miro
en estas horas de concilio
para decirte:
te quiero pececillo.

Gracias a Bessi por la foto

El pájaro libre

El pájaro libre

Y me levanté en una rama
en medio de un arce
con todo el plumaje
de un pájaro salvaje.

Quería saltar al cielo
pero algo me retenía,
quizás era el miedo
a desplegar el vuelo,
al aleteo inquieto
y mirar todo desde lejos.

Y me encontré
con una golondrina
con alma de adivina,
plumas de varilla
y un pico que parecía
una larga cuchilla.

“Para qué te sirven las alas
si no sales de las ramas;
en el fondo son como palmas,
puedes azuzarlas y zarandearlas,
verás como no hay trabas,
solo el cielo abierto
que te espera a mil metros.»

Y salté al vacío
que contenía mi destino
mientras movía las alas
y graznaba con el pico.

El cielo se detuvo
y por fin vi los hilos
que envolvían mundos
tanto grandes como diminutos.

Era un manto fino
que me abrazaba con sigilo.
El ser del brillo
que me cantaba al oído
sonatas de lo perdido:

“No hay más periplo
que abrazar tu sino.
Es el único vuelo
y el único camino;
da igual seas padre
o seas hijo.»

Y seguí volando y volando
hacia el único sitio
hecho de cristales
y de piedras de mi destino.

Gracias a vasile_pralea por la foto

Creencias limitantes (Los diminutos amarillos)

Creencias limitantes (Los diminutos amarillos)

Y me levanté una mañana
y todo lo vi claroscuro
como si un rayo se abriera
paso contra un muro,
hecho de creencias
y de otros tantos bulos.

Era amarillo, resplandeciente
y contenía las notas de mi futuro.
El elixir de una estrella
que ha venido a nuestro mundo
con unos pequeños individuos
que había recogido en Saturno.

Y pululaban y hablaban
de lo que pudo ser y no hubo,
pues estaban todo escondidos
en los rayos de oro puro;
haciendo teatros de marionetas,
jugando al pilla-pilla o la quema,
todos vestidos con careta
corriendo por la probeta
del deseo y la silueta.

Y llegaron a la tierra:

Y miraron de frente
y vieron el conjuro,
ese que estaba enredado
en mi cuello en forma de yugo;
desde antes de ser un niño,
desde hace mucho,
cuando levantaba
los brazos a lo absoluto.

“Libérate ya de esas creencias
que no te llevan a sitio alguno,
de que solo hay trabajo duro,
y pequeños mendrugos.
Pues todo ello es absurdo
y no da usufructo.
¿No ves que tapa la riqueza
que se reparte por la tierra?
¿No ves que mires donde mires
hay verde en la naturaleza?

Nosotros ya estamos en la tierra
y nos quitamos la careta
para darte las monedas
de tu milagrosa receta.

Esa que brilla desde dentro,
esa en la que creen los ascetas
cuando suben a la montaña
de lo que ruge hacia fuera.

El mundo está en cambio,
se caen las estratagemas
y cambian todas las reglas.
No sirve lo de antes,
solo trajes y tallas nuevas.
Brillantes chalecos
y novedosas piezas.
La tienda del oro
por fin esta abierta.
No hay dos por uno,
ni tampoco ofertas.
Solo el traje vibrante
de lo que anhelas.

Así que póntelo
y haz de él tu emblema”

Y los seres diminutos
crecieron hasta las esferas,
dorados como el universo,
sujetos por sus piernas.
Y tocaron todos los astros
y todos los planetas,
hasta la visión primigenia
de la que hablaban los poetas.

Gracias a Kenny luo por la foto

Las puertas del cielo

Las puertas del cielo

Y se abrieron las puertas del cielo,
muchos volaron despavoridos,
habían salido del nido
y miraban hacia el abismo.

Y escuchaban una especie de himno,
una sonata con ritmo antiguo
que les rodeaba por los lados
y los cercaba por el ombligo.

Y muchos pusieron la oreja,
vestíbulo, trompa y estribo
para oír unas notas perdidas
que tenían mucho sentido.

Y decían:

Este es el camino
desde los Dioses y los egipcios
donde formas se contonean
como si fueran jeroglíficos.

Y si tú no encuentras fonema
ni si quiera paliativo,
estará en la alacena
de los objetos perdidos.

Junto al tesoro prohibido
que relumbra como al principio,
junto todos tus talentos
y todos tus designios.

No te muestres esquivo
y acepta tu sino,
da un salto multicolor
hacia los jardines del olvido.

¿No buscas que la vida
tenga algún sentido?
¿Y cómo va tenerlo
si te vistes de mendigo?
Acepta todos tus dones,
los que guardas en el abrigo
bajo todas esas capas
de pensamientos dubitativos.

Abre tus manos
hacia el universo creativo
que es mera posibilidad
y centro del libre albedrío.
Y despliega ese cosmos tuyo
tan interesante y divertido,
ese que provoca la risa
al mayor de los bandidos.
Porque tú lo escribiste
cuando eras solo un niño
con todas esas letras
en un lustroso pergamino.

¿Recuerdas cuando eras poeta
o un escribano egipcio
que viajaba por el mundo,
inmensamente rico?

El mundo es una charca
que nutre hasta el infinito
está llena de piedras preciosas
y está llena de brillo.

Ya sientes las notas de alivio,
notas como te abrazan
con todo ese cariño….

Así que recuerda que…

Los ángeles volverán
de nuevo a su sitio
junto con la bóveda celeste
del último piso.
Y allí de nuevo cantarán
esas sonata de corintio
donde cada una de las almas
abrazará su talento genuino.
No es luego, no es mañana,
es ahora, como siempre ha sido.

Gracias a @nervum por la foto

Los erizos del cobertizo

Los erizos del cobertizo

El prejuicio de los erizos
que salieron del cobertizo,
ese que estaba bajo tierra
y al que no llegaba la luna llena.

Y es que muy al principio
cuando eran chatos y con púas
les encantaba recitar a la luna,
pasar toda la noche en vilo
y recostarse hechos un ovillo.

Pero eligieron el martirio,
envolverse entre las dunas
y rodearse de cuchillos.
Ocultarse lejos de la luna
para no sucumbir a su hechizo.

Pero han salido del escondrijo
con palabras de membrillo:

“Querida señora,
su luz nos enamora
y nos vuelve locos;
como ve no somos pocos
sino docenas y docenas
con todos estos pinchos
y tantos otros palillos.

Pero queremos desnudarnos
y dejar ya el olvido,
ese que tanto nos ha confundido
y es que ahora vemos su aureola
que funde todas las formas,
que todo lo convierte en caracola,
y casi perdemos el sentido.

Queremos vivir como grillos
y cantar de noche a tu brillo,
transformarnos en renacuajos
e incluso en gigantes anfibios,
para zambullirnos en tu pistilo.

Queremos volver a la luz roja,
esa que es como ventosa
y ya no sombra venenosa.
Esa que se confunde con el vino
y abre de nuevo los apetitos.

Querida señora,
queremos volver al nido
como hace tantos siglos,
gozar de todos tus colores
y de tus gestos informes.

Querida señora,
su luz para nosotros es un himno
como el que cantan los periquitos
justo cuando salen de la tormenta
y abren ampliamente sus picos.
Un luminoso estribillo
con el que zumban los mosquitos
en el momento que la luz asoma
más allá del hundido cobertizo.

¡Ya no somos pájaro espino,
ni oscuro armadillo
que solo ve peligros
tras las agujas y los cuchillos!

Querida señora,
Por ti dejamos atrás las púas,
las calumnias y la culpa.
Solo queremos beber de tu brillo
que es como estanque de terciopelo
y de todos aquellos colores
que son reflejo de los soles.

Querida señora,
Al fin salimos del cobertizo,
queremos decirle hola
y luego besarla en la boca.
Hagamos el amor hora tras hora,
y seamos presa del delirio,
porque ahora confiamos en tu brillo,
y en todo tu reflejo amarillo.”

Gracias a Alexa_fotos

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