El narciso
Y vi en el horizonte un narciso
solo y desabastecido
y fui a llevarlo a un bosque
que me era muy querido,
cerca de un alcornoque
que tenía tres o cuatro nidos
y se sentía como un roble
allí en medio del camino.
Y graznaba como un estornino
al mundo de los hombres
en mitad del campo vespertino,
pues tenían que soltar su voces
y escapar por fin de su delirio.
Y nada más verme me dijo:
“Ya no hay ningún escondrijo,
finalizado está este periplo,
extiende tus brazos enjutos
y mira los suculentos racimos.
Ya están dando sus frutos,
ya viene todos juntos,
ya están todos unidos,
como un torrente colorido
y como una tarde en el circo.
No olvides lo que has sido
y sal de ese campo de espinos
que no te hacen bien sino esquivo.
Y mira ya el río de tus letras
que rompe todas las grietas
y abre la realidad entera.
Ellas te tratarán con mimo
pues viene cargadas de trigo
y de color verde pino.
Ellas serán tu emblema
y caminarán por la tierra,
darán de beber a los hijos
y a todos los niños.
Y de nuevo abrazarás el árbol
que tanto has querido.”
Y el poeta salió del cobertizo
para por fin andar el camino
y camino con los estorninos
hacia su más verde destino,
mirando al alcornoque
y a todos sus nidos.
Y recogió de nuevo su narciso
que era bello y lucido
para ser él mismo,
como siempre había sido.
Gracias a Aaron Burden por la foro