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Etiqueta: monedas

La sirena y la cena

La sirena y la cena

Y discutía con una sirena
por quién iba a pagar la cena;
larga tenía la melena
pero muy escasa la cartera,
así que tras charlas y réplicas
decidimos pagar a medias.

Ella con dinero de las mareas
y yo con unas cuantas monedas
y nos miramos a las cuencas
y reímos ante semejante cantinela.

“La próxima vez será bajo el mar,
cenaremos almejas, ostras y perlas
e incluso subacuáticas croquetas;
ya verás que buenas;
se te va a derretir la lengua
y te chuparás las yemas»

“Después visitaremos las montañas
para comer puré de castañas
con papaya y lasaña,
nos sentaremos sobre el Aconcagua
y brindaremos con agua brava,
desde esa cima tan alta
larga será la pitanza”

Y celebramos como dos amantes;
siempre encontraríamos restaurante
ya fuera en la Luna o en Marte
no pasaríamos hambre.

Gracias a flutie8211 por la foto.

Salida del desierto

Salida del desierto

En la puerta del desierto
vi un beduino que miraba al cielo
y con un poco de recelo
le pregunté por los engranajes
de la rueda del tiempo.

Y el me dijo: “Ahora no,
ahora no quiero, quizás luego.
Tienes que andar por la arena
hasta llegar al desfiladero
cerca de un embalse
donde las orcas y odontocetos.
Allí verás un camino de piedras
por el que han subido
todos los poetas
incluido Homero.

La llaman la escalera del arte
y también del apogeo
porque todo lo que rimas
se proyecta al mundo entero;
es como un gran espejo
donde las palabras se juntan
hasta formar un soneto,
que esta lleno de significado
y contiene todo el alfabeto,
y otros miles de símbolos
que silbaban los griegos.

¿Y tú tienes alma de poeta?
¿Alma de escritor etéreo?
¿Alma del que canta
cuando no está despierto?
Pues besa la piedra que pisas
que el suelo no es hueco,
está lleno de tesoros
de relucientes destellos.
Solo tienes que meter la mano
en la tierra, muy adentro,
para sacar las monedas de oro
que te negaste hace tiempo.
No hay razón para más dislate
y menos para tanto contratiempo.
Justo en la sombra que pisas
hay un campo de pomelos.

Mira como brillan,
como brillan desde lejos.
Ya no hay desierto
y nada es incierto.
Todo lo que temes
se lo llevó el viento.

Así que asómate
a la puerta del cielo
donde están los delfines
y los jinetes polinesios;
donde apenas hay sombras
pues se habla en proverbio,
donde se oye el eco
de una caracola
y de trescientos mil talentos.
Porque Todo es de oro,
Todo es por setecientos,
como un desfile de figuras
que nutren el cielo abierto.
Ya lo ves, ya puedes cogerlo,
el futuro que tanto has esperado
se da en este momento.

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Gracias a Giorgio Parravicini por la foto

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