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Etiqueta: pecho

Viaje al corazón

Viaje al corazón

Y vi un terreno árido
lleno de piedras,
poblado por sátiros
y criaturas horrendas.

Vertían sonidos ácidos
al trabar sus lenguas,
una especie de cántico
que embriagaba las tinieblas.

Y vi una figura quimérica
llamada Selena
una amazona helénica
con patas en vez de piernas.

Y me tiró una flecha
que alcanzó una de mis venas
para abrir una realidad paralela
digna del que sueña.

“La realidad no es huérfana,
ni si quiera está en guerra,
es solo tu cabeza,
que libra está última batalla
de forma crudenta.

No hay canción escéptica,
ni religión hermética;
son solo tendencias
e improntas congénitas».

Y desperté entre criaturas muertas,
solo veías sus cabezas
y rotas cadenas.

Pero a más de un kilómetro
había un estanque vidrioso
que era de color verde,
del mismo color de la fuente.
Y estaba repleto
en el centro de mi pecho

Y entonces me habló:

“Soy pleno amor,
en cada momento;
no hay escisión
ni abatimiento,
pues no hay yo
ni tampoco ego.
Solo luz interior
y puro destello
que rompe la dimensión
y el sentido del tiempo.”

Y pasé entre los centinelas
que reinaban en mi cabeza
a una realidad superior
que solo era querencia.

Gracias a acherrymind por la foto.

Siente tu Anahata

La puerta dorada y el gnomo

La puerta dorada y el gnomo

Y me desperté una mañana
con un torrente de fuego
en mitad del pecho.
Era una cascada dorada
un tanto alborotada
que había sido custodiada
por un gnomo de pelo malva,
con gesto torcido
y palabras deslenguadas.

“Soy el guardián de la morada
y de la puerta lustrada
esa que lleva cercada
desde épocas pasadas.

Pero tuve una corazonada,
que ibas a venir esta semana
para abrir la puerta del alma.”

Y se pasó las llaves
entre nudillos y palmas,
como si fueran aves
escapando del color mate
en aquel enclave
lleno de posibilidades.

“Aquí hay un tesoro
ya no tan remoto
que es de color oro
y te acerca al otro.

Pues no está separado,
ni mora en el otro lado
está aquí, cercano
tocando tu costado.”

Y se armó un alboroto,
una especie de terremoto
en el que saltaban los gnomos
y se les iluminaba el rostro.

Y la puerta se abrió
en medio del corazón
donde todo era confianza
y ríos de abundancia.
La vida se llenó de magia
y se unieron las galaxias
iluminando el rostro de la infancia
en una total ataraxia.

Y el gnomo se marchó
con un sonrisa en la cara
pues toda la realidad
se había vuelto dorada.

Gracias a JavierAlamo por la foto

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