Creencias limitantes (Los diminutos amarillos)
Y me levanté una mañana
y todo lo vi claroscuro
como si un rayo se abriera
paso contra un muro,
hecho de creencias
y de otros tantos bulos.
Era amarillo, resplandeciente
y contenía las notas de mi futuro.
El elixir de una estrella
que ha venido a nuestro mundo
con unos pequeños individuos
que había recogido en Saturno.
Y pululaban y hablaban
de lo que pudo ser y no hubo,
pues estaban todo escondidos
en los rayos de oro puro;
haciendo teatros de marionetas,
jugando al pilla-pilla o la quema,
todos vestidos con careta
corriendo por la probeta
del deseo y la silueta.
Y llegaron a la tierra:
Y miraron de frente
y vieron el conjuro,
ese que estaba enredado
en mi cuello en forma de yugo;
desde antes de ser un niño,
desde hace mucho,
cuando levantaba
los brazos a lo absoluto.
“Libérate ya de esas creencias
que no te llevan a sitio alguno,
de que solo hay trabajo duro,
y pequeños mendrugos.
Pues todo ello es absurdo
y no da usufructo.
¿No ves que tapa la riqueza
que se reparte por la tierra?
¿No ves que mires donde mires
hay verde en la naturaleza?
Nosotros ya estamos en la tierra
y nos quitamos la careta
para darte las monedas
de tu milagrosa receta.
Esa que brilla desde dentro,
esa en la que creen los ascetas
cuando suben a la montaña
de lo que ruge hacia fuera.
El mundo está en cambio,
se caen las estratagemas
y cambian todas las reglas.
No sirve lo de antes,
solo trajes y tallas nuevas.
Brillantes chalecos
y novedosas piezas.
La tienda del oro
por fin esta abierta.
No hay dos por uno,
ni tampoco ofertas.
Solo el traje vibrante
de lo que anhelas.
Así que póntelo
y haz de él tu emblema”
Y los seres diminutos
crecieron hasta las esferas,
dorados como el universo,
sujetos por sus piernas.
Y tocaron todos los astros
y todos los planetas,
hasta la visión primigenia
de la que hablaban los poetas.
Gracias a Kenny luo por la foto