Los hermanos celestiales
Y vi a los hermanos celestiales
símbolo de los pares
y de lo que no es distante.
Eran dos cabezas
recubiertas de gemas
con miradas perfectas
capaces de tambalear las reglas.
Pero un día se encontraron
con su propia calavera
y otras realidades muertas
que parecían contentas;
habían atravesado el ocaso
y con ello todo el tártaro
hasta llegar al desierto
donde no había un muerto,
solo seres angelicales
que percibían el trance
y toda la ingrata lucha
de este sumo disparate.
Y a los lejos vieron un cántaro
lleno de monedas y riquezas
que había dejado Tántalo
con unas notas de un poema:
“Sois los seres celestiales
estáis recubiertos de sales,
protegéis los mares
con todas las embarcaciones,
pues sois hijos de los dioses.
Pero también hay náufragos
que tienen cerrados los párpados
y en el océano se ahogan
al no encontrar una soga.
En el agua está su letargo
por eso os daréis un baño
para socorrer unos cuantos.
Los ideales ya están mojados
y solo se pueden secar a nado.»
Y abrazaron el cántaro
que estaba lleno de monedas.
Poblarían su cartera
hasta eliminar las reservas
que había en sus cabezas.
Y salieron de Tártaro,
juntos, caminando.
Eran dos hermanos
que se habían separado.
Pero hablarían del ocaso,
cruzarían el charco
y se enrolarían en el Argos
para ayudar otros barcos
que hubieran naufragado.
Gracias a Couleur por la imagen