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Etiqueta: dios

El profeta y las estrellas

El profeta y las estrellas

Y vi una abstracción
a través de la puerta
era una superposición
de un antiguo profeta.

Se llamaba Amarón,
el rey de los ascetas
y me dijo con decisión
y también con cautela:
«No hay lugar para el terror
sino para que creas.

Mira el espacio exterior,
con todas sus estrellas,
son solo una composición
de una vasta acuarela
que se origina de la fusión
de toda la paleta.

Sigue el hilo conductor
que nace de tu cabeza
en dirección al sol
que ahora te conecta.

Eres uno con la visión
y con todas las esferas,
todas en plena ascensión
y con plena consciencia
siempre en ebullición
como la cola de un cometa.

Y cuando no haya relumbrón,
cuando ya no sientas
mira en tu interior
la novena puerta.

Esa que puso Dios
con sus huellas,
para torpedear el guión
de esta comedia.

No hay sol,
no hay estrellas,
solo una ficción
entre varias escenas.»

Y vi al creador
con la puerta abierta
reía con satisfacción
entre toda la materia.

Gracias a Sinousxl por la foto

El ratón Monseñor

El ratón Monseñor

Y del horizonte bajó un ratón
con chaleco y espuelas
al que todos llamaban Monseñor
por sus sagaces respuestas.

Larga era su lengua
y aún más sus ideas,
no había tregua
si dialéctica era la pelea.
Tal era su rigor,
tal era su destreza
que daba igual el tema
ya fuera Kórsakov
o la vida de Ana Bolena.

Pero estaba cansado
de tanta confrontación
y de tantas estratagemas.
Quería ver más allá de la razón
y debajo de los esquemas.

Así una noche bajó del balcón
y se fue por la arena
para ver al maestro Aquelón
de las letras y los fonemas.

Nada más verlo se deslumbró
por su reluciente estela
y pensó que era un dios
que lo convertiría en piedra.

Solo fue una emoción,
una duda pasajera
hasta que el maestro alzó la voz
y monseñor le vio las muelas:

“No tema, Monseñor, no tema.
De verdad, no hay dilema.
Solo buscas la visión
que trasciende los teoremas.

No hay prisión,
ni tampoco ratonera,
solo formas a la sazón
que danzan a tu vera.

Te parecerá una complicación
incluso una bagatela;
pero es como un doblón
entre mil monedas.

Solo mira el interior
y no tanto hacia fuera
y por fin verás el sol
junto a la luna llena.

Todo tiene una explicación,
todo tiene su cadencia,
pues no hay mayor posesión
que el tiempo y su inexistencia.”

Y allí quedó Monseñor
sentado en su presencia
mientras giraba el reloj
sin que se diera cuenta.

Y por fin se hizo mayor
y mucha fue su experiencia
cuando pudo mirar al sol
en toda su esencia.

Gracias a RolandKuck por la foto

El planeta Tarento y el palacio

El planeta Tarento y el palacio

Y subí a las estrellas
en busca de una prueba
que determinara la espera.
Y encontré la estatua de la alteza
del tiempo y su rueda
y una gran bola que la detuviera.

Todo se paró como el cinquecento.
No había preludio, ni desconcierto,
solo una sombra inmensa
y una mancha llena de tormento.

Y por fin vi al planeta Tarento
que canturreaba una sonata
frente al desconsuelo:

“No existe el desespero,
ni la falta de alimento,
solo es la pérdida ante el deseo
que oscurece la forma
y engorda el tormento.

Pero es una ilusión mental
ante el agotamiento.
Corre hacia la bruma
y salta sobre la duda;
ahí está la cura
que envuelve las alturas
y está junto al suelo;
al lado de tus abuelos
y todos tus ancestros.

Ella está cambiando,
momento a momento,
con toda la conciencia
de tu querido pueblo.”

¿Por qué Tarento?
¿Por qué no veo
entre el fuego?

“Porque esto es un juego,
no hay realidad
ni tampoco luego,
solo una sucesión de hechos,
sin principio ni comienzo.

Si miras entre las sombras,
verás el cebo
y tras la pérdida
un palacio inmenso.”

Y a él me encaminé,
despacio pero contento
pues contenía todas
las luces del universo.

Era el yo y era el ello,
no había división,
ni había sustraendo,
era la visión del todo
y del esparcimiento.

Y antes de deshacerme
le pregunté:
“¿Eres Dios?
¿Eres todos los cimientos?”

Y el se rió
como un chiquillo despierto
peinado con destellos.
Y me puso la cara
en el pecho
y el universo se deshizo
en miles de momentos.

Gracias a LoganArt por la foto

El eclipse

El eclipse

Y miré profundo en la tierra
para ver la imagen de mi conciencia.
Estaba allí prieta, despierta,
haciendo un juego de manos
frente a una estafeta.

Y me marcó un camino de piedras,
todas de colores y algunas negras,
que hacían un círculo
al final de una escalera.
Así que subí por ella,
hacia el cielo
dando saltos con las piernas.
Y vi la imagen de una verbena
de espíritus de la trastienda,
todos vestidos en plata
en pos de una quimera.

Y me cantaron:
“Deja ya las bagatelas,
y anda por la hacienda
que está llena de riquezas
y de muchas otras fiestas”

Y alcancé el sol
con un mestizaje de epopeya;
y muy dentro, en su interior
vi una luna repleta.
¿Cómo era esto posible?
¿Es posible que no entienda?
Y se unieron los dos
como si fueran una pareja.
Una fusión del fulgor
que rompía las barreras.
No había ella, no había yo,
no había armazón,
ni tampoco esquema.
Solo una luz multicolor
que coloreaba la escena.

Y estábamos todos en la visión,
todos en la trastienda.
Éramos todos el mismo ser;
una única consciencia,
que estaba hecha de amor
y nutría la existencia.

Y extendí un dedo
y noté todo su calor
del brazo a la cadera
y lo sentí en mi interior
desde épocas pretéritas.
Nunca me había abandonado
nunca vagué por cuenta ajena.
Toda la separación
era una ficción
construida por mi cabeza.
Y allí en mis venas
encontré toda la creación
desde la luz del sol
hasta el rostro de la luna llena.

Gracias a Jongsun Lee por la foto

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