Navegando por
Etiqueta: infancia

La puerta dorada y el gnomo

La puerta dorada y el gnomo

Y me desperté una mañana
con un torrente de fuego
en mitad del pecho.
Era una cascada dorada
un tanto alborotada
que había sido custodiada
por un gnomo de pelo malva,
con gesto torcido
y palabras deslenguadas.

“Soy el guardián de la morada
y de la puerta lustrada
esa que lleva cercada
desde épocas pasadas.

Pero tuve una corazonada,
que ibas a venir esta semana
para abrir la puerta del alma.”

Y se pasó las llaves
entre nudillos y palmas,
como si fueran aves
escapando del color mate
en aquel enclave
lleno de posibilidades.

“Aquí hay un tesoro
ya no tan remoto
que es de color oro
y te acerca al otro.

Pues no está separado,
ni mora en el otro lado
está aquí, cercano
tocando tu costado.”

Y se armó un alboroto,
una especie de terremoto
en el que saltaban los gnomos
y se les iluminaba el rostro.

Y la puerta se abrió
en medio del corazón
donde todo era confianza
y ríos de abundancia.
La vida se llenó de magia
y se unieron las galaxias
iluminando el rostro de la infancia
en una total ataraxia.

Y el gnomo se marchó
con un sonrisa en la cara
pues toda la realidad
se había vuelto dorada.

Gracias a JavierAlamo por la foto

El dilema de Angelito

El dilema de Angelito

PARTE I

Luchaba contra dragones
entre castillos y torreones,
y cerca de la montaña
contra los malditos espectros de Fara,
que me atacaban con sus aguijones
y con aquellos sanguinarios gorriones,
que tenían mucha mala baba
y feas pústulas en la cara…

Pero todo cambió en un traspiés,
con una desafortunada postura,
que me hizo caer de la cama
para magullarme el torso y la espalda.

Y allí frente al espejo
solo veía un brote bermejo
que emanaba de mi pecho.
Entonces fruncí el cejo
y dejé mis juegos por completo,
incluso fuí a pedir consejo
hasta al Bar del tío Anselmo;
un viejo funesto,
además de sabio y poseso,
hechizado por un poder colérico.

Y allí le expliqué mis desventuras
y otras muchas escaramuzas
contra gigantes y brujas.
Incluso le enseñé la herida,
a ver si me suministraba cura,
pero el se mantuvo impertérrito
ante mis relatos y mis cuentos.
Y no por mi falta de bravura,
sino por mi elocuencia y locura,
hasta casi dejarme tieso
con su pánfilo decreto:
“Angelito ese rasguño tan pequeño
no admite duda,
vete corriendo al colegio
o te castigo hasta que seas viejo”

¡Menuda birria de precepto!
¿Y esa era toda la ayuda…?
¿Volver a ese centro de tortura?
Si aún me quedan batallas y luchas;
visitar a las hadas en la laguna
o conversar con elfos en la espesura.

Ni muerto.
Ni preso de la locura
vuelvo yo entre maestros;
esos druidas de altura,
con sus libros de texto
y sus relatos siniestros,
llenos de ecuaciones y teoremas,
amigos de microscopios y bacterias.

No,
pienso volar sobre el firmamento
y escuchar a las aves en concierto,
para coleccionar todas sus notas,
y meterlas en una bolsa
como si fueran piedras preciosas,
que abriré en el parque
para que todo el mundo se levanté.


Gracias a Sipa por la foto.

PARTE II

Y una voz cercana…

“Angelito, Angelito,
guarda tu espada y tus conjuras,
pues del metal solo quedan balas,
que ahora se disparan entre la bruma,
muy lejos de las dunas.

Vuelve ya al colegio
y aprende a Pareto,
y las leyes de la estructura,
pues todos tus versos
y tus canciones de aleluya
suenan a otro tiempo.

Vuelve ya a las asignaturas,
no ves que todo está medido
y apenas hay holgura
para los relatos de héroes
y las batallas de los reyes.
No montes más en corceles,
sino quieres acabar entre bedeles,
o lavando platos
en el más oscuro anonimato.

Vuelve ya a la cordura
pues las aves ya no tienen plumas,
ni de la seda queda ya su ruta.
Aprende de economía y de aranceles,
y haz todos los días los deberes.
Asume que los colores han perdido su tono,
en los árboles ya no hay gnomos,
y apenas hay voces en el coro.
Es la piedra la que canta en solo
y la mano del hombre la que ha matado al ogro.”

Angelito, escuchaba perplejo
el discurso de su vecino Demetrio,
lleno de sortilegios y tonterías,
pues ya no miraba con catalejo,
tan solo como un necio.
Escapado lejos de la infancia
y de los tiempos de la magia,
de todos los duendes y los arpegios,
los hechiceros y los sueños.

“Miras la vida como un ciego,
y gruñes como un tuerto.
No hay mundo sin pares,
ni países sin dos ciudades.
No magia sin forma,
ni pinceles sin acuarelas;
no hay dragones sin princesas,
ni ingenieros sin presas.
¿Es el juego contrario al esfuerzo?
¿Y el movimiento enemigo de lo quieto?

Ponte mallas de nuevo Demetrio;
y enfúndate tu lira.
Entona esas sonatas divinas,
a tus clientes y carabinas,
que hace tiempo que olvidaste.
Ya guarda en el armario tu traje
y toca de nuevo al abordaje,
como cuando eras un pirata
o un corsario de los mares.
Vístete de guerrero de una antigua orden
y enfréntate de nuevo a dragones…

…que yo volveré al colegio,
con mi sabana de caballero,
para estudiar con esmero
las leyes de la magia y el intelecto,
con una calculadora en una mano
y una espada en la otra.”


Gracias a AlbersHeinemann por la foto.

FIN

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies