Vídeo sobre el poema Amor a Madre Tierra; llegada a un nuevo país lleno de exotismo y aventura; ademas de mucha riqueza y oportunidades. Conexión con Madre TIerra, con su fuerza, con el barro, con el movimiento y con la energía.
Ya he llegado, tras un largo viaje por uno de tus costados, a la tierra de palmeras y animalitos colorados.
Te he echado de menos, madre, por tu sabor saldado y tus dulces manos, y por esa leche de tuétano que es un néctar calmo.
Y yo me ufano, madre en buscar entre la tierra todo lo que es dado, una columna entera de tu sello magro, porque nos alimentas desde antes del parto, éramos seres cósmicos y esbozos nonatos.
Yo te quiero madre, te quiero aquí a mi lado, por eso te he buscado desde que era chico y enano, para pedirte caricias profundas e infinitos abrazos.
Yo te quiero madre, te quiero, soy hijo de tu costado.
Y me levanté y miré por la ventana una ciudad de estrellas con unas muecas lozanas que de verdad hacían mella; de dentro hacia fuera pues no seguían regla, ni tampoco teorema, solo una estela que flotaba como una vela.
Y se me acercó una esfera que ardía desde la estratosfera:
“Soy Ardena, la llama de estrellas, la que no nació, y la que no comienza. Soy una quimera en la inmensidad de la esfera porque no se me ve y justo estoy detrás de ella. Pero la nutro, soy el preludio que calienta, la imagen que embelesa. Muchos me creen centinela, otros rara azalea que vaga por el universo ampliando sus fronteras.”
¿Pero si no nací, cómo voy a estar muerta? ¿Pero si no morí cómo es que sigo entera?
No me encontrarás con la mente pétrea esa solo habla hasta acabar revuelta.”
Y en eso se acercó volando el centinela con esa cháchara negruzca, redicha y funesta.
“No la escuches, o yo dejaré de existir. La realidad es incierta, más vale prevenir que morar a tientas. Yo soy la solución y también la respuesta. No confíes en lo que no ves ni en esa estrella mugrienta, desdibujará tu figura y también tus creencias; y vagarás por el universo con una estúpida mueca.”
Pero ya no quería escuchar esas palabras inciertas…
Y miré a Ardena y vi toda su belleza volando entre astros con su melena de cometa. Estaba repleta y enérgica pues era yo y todas las piezas. La madre del universo antes de que naciera. Y me sonrió dulce con sus dientes de gema hasta iluminar la llama que flotaba en la vela.
Y mientras me dormía grité a espuertas: “Ardena, Ardena no desaparezcas muestra tu mueca y que todos te vean.»
Gracias a WikiImages por la foto.
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