Grito entre grillos
Y grito entre los grillos
que son presa del olvido
y canto un estribillo
con aroma de membrillo
que adormece los sentidos.
Y veo a una especie
de templo fenicio
que da asilo
a los perdidos.
¡Y grito y grito!,
desde lo espino
y desde el delirio:
¿Dónde están los ritmos
y los cantos mestizos?
¿Dónde está el camino
lleno de peregrinos?
Y oigo una voz
que sale de un estridente sonido
y que emerge con brillo:
“Para la mente
porque siempre miente.
Es un tambor
que no tiene autor,
no tiene conciencia
ni tampoco paciencia,
vive en la urgencia
de la permanencia.”
¿Y si no hubiera vida
y no hubiera mentira?
«Verías la belleza
en cada esquina.
No habría arritmia,
ni tampoco angina
ni exceso de penicilina.
Una gran piedra magenta
que siempre parpadea
porque cambia
con la inocencia
y nunca se desvela.
No hay naturaleza muerta
solo realidad entera.”
Y suspiré como un chiquillo
pues volvía a oír los sonidos
que son como silbidos
y transcienden a los grillos.
Aquellos que se cuentan por siglos;
una especie de contrapunto
que emerge con brío
desde el primer estallido.
Y de esta manera
abracé mi destino.
Gracias a Traphitho por la foto