Destello del cielo
Y vi entre las nubes un destello
rizado como un cabello,
una cuerda para subir al cielo
y discutir con los de arriba
el porqué de tanto trasiego.
¿Sería todo aquello una epifanía
o un soleado monasterio
donde los ángeles se amontonaban
juntitos hacia el centro?
Y me preguntaron :
“¿A que has subido muchachuelo,
a ver si de verdad hay sujeto,
si hay significado tras el soneto
o algo que luzca entre lo bello?
No solo hay cuerpo,
ni todo es pequeño
dentro, muy dentro
escondidos hay misterios.”
Y en esto se mostró Anselmo
tan longevo como inquieto
saltando de un lugar a otro
en los arrabales del viento.
Pero no quería escucharle,
quería seguir subiendo
y conocer la verdad
de este triángulo escaleno,
en el que cada peldaño
era uno de sus catetos,
una escalera hacia el cosmos
y hacia el último evento.
Luz de luces,
paradigma de advenimiento
que das cobijo a los ángeles
desde el comienzo.
Y la luz se desplegó
en el apogeo del destello
y me bajó a la tierra
para obtener consuelo.
Con la piedra, el asfalto,
donde todo tenía forma
y todo tenía peso.
Aquello que no comprendía
por ser un poco denso.
Y apareció la madre
con un lucido beso
guardado en la mejilla
desde hacía tiempo.
Y me miró profundo
como en un sueño,
en este relato terroso
que en verdad era un cuento.
<Gracias a la madre tierra
por su forma>
Gracias a Adriana Wojakowska por la foto.