La luz del universo
Y salté al cielo
porque estaba repleto,
tan lleno de vida
y de estalactitas
que se había parado
en un movimiento retrógrado
donde los astros,
todos apaciguados,
contaban historias
de cuando eran chatos.
Y vivían en una charca
de un solo paso,
y se daban las manos
y bailaban el tango
porque no había
tiempo ni letargo,
solo un silbido hidrogenado,
una bola de helio
que encadilaba a mil grados.
Y traería los nitratos
todos bien peinados
para dar paso a la tierra
recubierta de feldespatos.
Y encontré un paramecio
un poco aletargado,
pues solo tenía una neurona,
bastante burlona,
que sabía de calculadoras
pero no de abecedarios.
Y me dijo en un idioma binario
repleto de unos y cerapios:
“Déjalo ya, Carancho.
Olvida esa trágala mental
que te tiene varado.
Elévalo al cuadrado
y redobla la apuesta
como hicieron los astros.
Están todos arrejuntados
debajo átomo,
donde está la luz
del otro lado.”
Y me rodearon los rayos
que nacían de los hados,
y me dieron un abrazo
para dejarme dormido
en medio del cielo estrellado.
Gracias a geralt por la foto