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Mi amor y el tuyo

Mi amor y el tuyo

E intentó hablar desde lejos,
no había silencio sino arpegios
y diminutos cuantos de conocimiento;
que la envolvían como una esfinge
dentro de la selva Virgen…

Y llegó andando desnuda
con toda su hermosura
y con pliegues en su piel rosada
que eran como la nieve blanca.

Y me dijo muy cerca,
casi abriendo la puerta:

“He seguido la senda de los nibelungos
y he visto 300 mundos,
pero ya no queda ninguno
todos han sido derruidos
como mi amor y el tuyo.

Pero hay una escalera
que lleva a la azotea
y en ella podrás ver
todo lo que cuenta.»

Y subí a las esferas
para ver todas las puertas,
todas las realidades
algunas descomunales.

Pero solo podía verla a ella
lejos en la tierra,
entre bosques y maleza.

Y pedí un deseo
que era como un amuleto
y estaba hecho de fuego

“Suelta, suelta y haz
de tu realidad terrena
mil vidas paralelas.”

La vi de camino hacia Casiopea
toda esbelta
llena de hermosura
rosada y desnuda.
Era una estrella
que brillaba eterna.

Y le dije adiós con la mano
mientras acariciaba los astros
estaban todos tan altos,
ardientes y relajados.

Gracias a Pexels por la foto

La larva Matilda

La larva Matilda

La larva Matilda
nació de una gran sonrisa
y cerca de una misa;
siempre con tanto carisma
y con mucha prisa.

Hasta que un día
se encontró con un polilla
llamada Artemisa,
que le dijo que
solo entendería el mundo
tras salir de su capullo.

Y ella le preguntó,
no sin cierto orgullo,
¿Dónde está el truco?

“Tras la envoltura de lo absoluto,
que te acerca a lo tuyo,
hacia tu propio curso
y a lo que no es insulso”

Y cerró los ojos
y así lo dispuso,
se rodeó de humo
y de ramas de musgo;
palpitó en lo curvo
y en lo que es uno,
envuelta entre susurros
durante un par de lustros.

Y cuando volvió a nacer,
cuando ya no se contuvo,
no era un gusano diminuto,
sino una mariposa
que volaba sobre la prosa
y sobre los cielos,
sobre todo un enjambre
hecho con los dedos.

Y acarició los abetos
y todos los pétalos,
pues era un verso suelto
que entendía los cimientos.
Y cantó un minueto
y se bautizó como Marisa
por sus alas exquisitas.

Muchas gracias a Alfred Schrock por la foto

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