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Etiqueta: abundancia

La puerta dorada y el gnomo

La puerta dorada y el gnomo

Y me desperté una mañana
con un torrente de fuego
en mitad del pecho.
Era una cascada dorada
un tanto alborotada
que había sido custodiada
por un gnomo de pelo malva,
con gesto torcido
y palabras deslenguadas.

“Soy el guardián de la morada
y de la puerta lustrada
esa que lleva cercada
desde épocas pasadas.

Pero tuve una corazonada,
que ibas a venir esta semana
para abrir la puerta del alma.”

Y se pasó las llaves
entre nudillos y palmas,
como si fueran aves
escapando del color mate
en aquel enclave
lleno de posibilidades.

“Aquí hay un tesoro
ya no tan remoto
que es de color oro
y te acerca al otro.

Pues no está separado,
ni mora en el otro lado
está aquí, cercano
tocando tu costado.”

Y se armó un alboroto,
una especie de terremoto
en el que saltaban los gnomos
y se les iluminaba el rostro.

Y la puerta se abrió
en medio del corazón
donde todo era confianza
y ríos de abundancia.
La vida se llenó de magia
y se unieron las galaxias
iluminando el rostro de la infancia
en una total ataraxia.

Y el gnomo se marchó
con un sonrisa en la cara
pues toda la realidad
se había vuelto dorada.

Gracias a JavierAlamo por la foto

Creencias limitantes (Los diminutos amarillos)

Creencias limitantes (Los diminutos amarillos)

Y me levanté una mañana
y todo lo vi claroscuro
como si un rayo se abriera
paso contra un muro,
hecho de creencias
y de otros tantos bulos.

Era amarillo, resplandeciente
y contenía las notas de mi futuro.
El elixir de una estrella
que ha venido a nuestro mundo
con unos pequeños individuos
que había recogido en Saturno.

Y pululaban y hablaban
de lo que pudo ser y no hubo,
pues estaban todo escondidos
en los rayos de oro puro;
haciendo teatros de marionetas,
jugando al pilla-pilla o la quema,
todos vestidos con careta
corriendo por la probeta
del deseo y la silueta.

Y llegaron a la tierra:

Y miraron de frente
y vieron el conjuro,
ese que estaba enredado
en mi cuello en forma de yugo;
desde antes de ser un niño,
desde hace mucho,
cuando levantaba
los brazos a lo absoluto.

“Libérate ya de esas creencias
que no te llevan a sitio alguno,
de que solo hay trabajo duro,
y pequeños mendrugos.
Pues todo ello es absurdo
y no da usufructo.
¿No ves que tapa la riqueza
que se reparte por la tierra?
¿No ves que mires donde mires
hay verde en la naturaleza?

Nosotros ya estamos en la tierra
y nos quitamos la careta
para darte las monedas
de tu milagrosa receta.

Esa que brilla desde dentro,
esa en la que creen los ascetas
cuando suben a la montaña
de lo que ruge hacia fuera.

El mundo está en cambio,
se caen las estratagemas
y cambian todas las reglas.
No sirve lo de antes,
solo trajes y tallas nuevas.
Brillantes chalecos
y novedosas piezas.
La tienda del oro
por fin esta abierta.
No hay dos por uno,
ni tampoco ofertas.
Solo el traje vibrante
de lo que anhelas.

Así que póntelo
y haz de él tu emblema”

Y los seres diminutos
crecieron hasta las esferas,
dorados como el universo,
sujetos por sus piernas.
Y tocaron todos los astros
y todos los planetas,
hasta la visión primigenia
de la que hablaban los poetas.

Gracias a Kenny luo por la foto

Las hormigas del cielo

Las hormigas del cielo

En el cielo habitan las hormigas
sin coraza ni cripta,
pues se habían desnudado
al subir por la cornisa.

Esa cornisa de los colores,
esa cornisa de la brisa,
que arremolina los azucenos
cuando suben hacia arriba.

Y allí se habían quedado
justo encima de las simas,
para mirar al horizonte
y sentarse de cuclillas.

Y contaban historias de trovadores
y otras leyendas muy íntimas,
mientras se reían a carcajadas
y en las espalda se hacían cosquillas.

Y entonces una le dijo a otra:
“Quita, quita, quita
que esto se va ir de madre
y pronto pasarás a las caricias.”

“Pero no hay nada de malo,
estamos sobre la ciudad de Pisa.
Aquí todo es inclinado
y ya no queda malicia.»

“Aunque el cielo es enredado
y las nubes son muy mullidas
No sé, si echarse un rato
resolverá este galimatías”

“Así haremos llover a cántaros
y bañaremos a las islas,
esas donde beben los pájaros
y se esconden las golondrinas.»

“Hormiga, hormiga, hormiga,
eres muy bonita,
casi me has convencido
con tanta pamplina.

Hablas como una lagartija
y me seduces con tus citas
pero para qué echar el vuelo
hacia nubes sibilinas.

Parecen palabras amigas
rellenas de nata y almíbar,
que se escuchan por la noche
al salir de las cantinas.

Pero también suenan a desenfreno
y a mucha adrenalina;
de esas que cantan como arpegios
y pican como ortigas.

No ves que estamos en el cielo
No ves que estamos aquí arriba;
ya no debería haber viento
pues estamos en el clímax.»

«Te confundes, hormiga,
al ser tan estricta
y colocar la cornisa
por encima de la vida.

No hay mayor mentira,
no hay mayor alquimia
que vivir en el cielo
y del todo ser cautiva.

Abre los ojos, querida hormiga,
y salta a la tierra
donde están todos los insectos
y los insecticidas.

Allí probarás la lascivia,
y otras delicias
y conocerás muchas colonias
que creías perdidas.

Y luego volverás al cielo
vestida de polilla
para estar de nuevo
junto a todas las hormigas.»

Poema a los patrones obsoletos
porque el cuándo, el cómo
y el quién son cosa mía.

Gracias a analogicus por la foto.

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