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La tristeza

La tristeza

Tristeza desde dentro,
desde muy adentro,
donde no la huelo
y casi no la siento.

Pero se que está ahí.
Tiritando en su destierro,
esperando su momento.
Es como un injerto
cerca de mi pecho.

¿Hay para ti algún suero
o algún remedio?

Y me concentró en el cuerpo
para que me hable
y me susurré ese soneto
suyo que habla de los muertos.

Pero también habla de la pérdida,
del sofoco y del miedo
y de todos los reinos olvidados
más allá del can Cerbero.

Y lanzo una mano,
un grito negro
y por fin suelto;
no hay mugre
ni nada revuelto
solo una calma
que viene del centro.

¿Y dónde está el dolor;
donde está el sufrimiento?

“Se está deshaciendo”
dice una voz más allá
de mi cerebro,
donde el cosmos reverbera
notas de asueto.

«Tú suelta, es todo
una ilusión
del espíritu sereno;
que olvida que es un sueño
y se cree ese rostro
que hay tras el parpadeo.

Pero no, nada ha muerto;
es todo un juego
donde a veces nos perdemos.
Aún en el confín de los contornos
brilla con fuerza el afecto.

Así que suelta,
y mira dentro,
muy adentro,
y solloza
más allá de lo negro,
y del grito del perro;
y confía en la calma
de lo imperecedero.»

Gracias a milla-del-monte por la foto

Poema filosófico

Poema filosófico

«No hay distinción
en lo que no tiene condición,
en lo que es vacío
y no tiene contenido.

Todo objeto
cuanto más lo miras
está hueco por dentro
aunque parezca lleno.

Es el gran misterio
del Ello,
como si fuera un sueño
o un hasta luego,
no tiene cuerpo
y tampoco espectro.

Es solo un flujo
que se ha disuelto
a través del espejo
que tiene mil caras
como un poliedro.

Reflejo de lo posible
y por empero
de lo eterno.”

Y así Jeremías
quedó mirando a Odalía
en toda su extensión
y todo su enigma,
era una policromía
tan bella como la vida.

Gracias a Spirit111 por su foto

El huracán

El huracán

Y veo un huracán
que nació en Riomar
y se lleva por delante
a todos los «bioandantes».

Y mueve la maleza
como si fuera una orquesta
y todos los pinos
que son presa del delirio.

Y huracán ruge entre timbales
con fogonazos estivales
y rompe los edificios
aventurando los peores auspicios.

Y surge una estrella
en medio de la tragedia,
una especie de hilo
donde asoma lo divino.

“¿Qué haces fuerza del viento?
¿Por qué rompes los cimientos;
esperas el advenimiento,
o solo eres un poseso?”

“Es mi destino destruir todo
hasta que solo quede lodo,
remover la tierra
sin propósito de enmienda.

Es solo una limpieza
por una nueva era,
que ahora comienza.»

Y el huracán siguió rugiendo
pues era puro movimiento,
un nuevo renacimiento
que libraría por milenios
de las estructuras del ego.

Habría que ir muriendo
para no aferrarse a nada
y encontrar el sosiego
que nace de dentro.

Gracias a waqutiar por la foto

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