Sigfrido, el meteorito
Y vi un meteorito
llamado Sigfrido
que conocía los genotipos
y venia teledirigido.
“No he perdido los estribos
ni estoy arrepentido
pero tengo un carácter explosivo,
chocaré con vuestra atmósfera
y no quedará ser vivo.”
¿Por qué motivo
eres tan destructivo?
“Llevo años gritando
desde el quinto anillo
del planeta Saturnino,
y es que no veo
ni cambio ni atisbo.
Y desde aquí os grito
con voz de neutrino,
chillidos y silbidos.
¡Moveros, moveros
hacia el equilibrio!”
Y la humanidad enmudeció,
no hubo sonido,
quedaron todos pensativos,
buscaban y buscaban
dentro de sí mismos,
allí estaban las respuestas
de todo lo dicho.
Todos quedaron en vilo
al reconocer el estribillo:
“Sois en suma un prodigio
de lo mundano y divino,
estáis hechos para ver más
del juicio y el escrutinio.”
Y Sigfrido hizo un derrape
y quebró el meteorito,
saltaron millones de trocitos
y fuegos de artificio;
había sido conmovido
por el incandescente gentío.
“¡Estáis vivos, estáis vivos!”,
gritaba casi derretido.
«Voy a cantar con vuestras almas
como un adorable vecino,
porque os quiero y soy
vosotros desde el principio.»
Y así en la tierra
el día de Sigfrido es festivo;
no es un día señalado
pero tampoco es anodino.
Es el día de la consciencia
y el día del aquí sigo
cuando miro por la ventana
y me convierto en meteorito.
Gracias a Rolandemail por la foto