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Etiqueta: explosión

Comunión de astros

Comunión de astros

Y los astros reían
detrás de la cortina
con sus caras alegres
y sus luces amarillas.

Algunos llevaban levita
y otros pajarita,
una comparsa infinita
que avanzaba en comandita.

Y en esto habló Bociferón,
todo un benefactor,
un astro candente,
un poco imprudente:

“Ha llegado al ocasión
de conocer la platea,
donde cuelga el cinturón
de todas las estrellas.

Algunas son esbeltas,
otras pequeñas,
otras un primor
de la universal audiencia.»

Y llegaron Satiricón
y su novia Galatea,
una bulliciosa pareja
de jóvenes azuleas.

Soltaron chispas de tornasol
sobre las pelambreras
y el cielo se apagó
con suma sutileza.

Habían abrazado el jergón
de la noche trémula:

“La realidad es del que sueña,
del que pasa la noche en vela,
del que abraza el porvenir
y todas las estrellas.

Así ha sido desde el armagedón,
con sus largos etcéteras
donde hubo una explosión
en la noche somera.”

Y los astros bailaron en el estertor
de la realidad revuelta
que era un caldo en ardor
de la imagen primera.

Estaban todos,
del primero al mayor
hasta la enana más pequeña,
clamando en aluvión
que nada es posible que muera.

Gracias a geralt por la foto.

Amapolas en el espacio exterior

Amapolas en el espacio exterior

Y vi un jardín de amapolas
suspendido en el espacio exterior
lleno de bustos
que miraban con devoción.
Estaban todos ocultos
hacia el interior
bañados de burbujas
en clave de do mayor,
buscando respuestas
que sonaban a oración.

Y me acerqué a uno
de ellos llamado Iscarión
que hablaba la lengua
de la estrellas y del fundador,
esa que tiene siete esquemas
desde la primera creación.
Y le pregunté por las esferas
y por toda la agitación
y me dijo que era cosa buena
como toda manifestación.

“Es la mente la que nos condena,
es ella la crea la división
al ver las cosas neutras
en plena disociación.
Busca más allá de los esquemas,
busca más allá de la conclusión
donde está la mente plena
que curva la difusión.
Allí está el alma llena
y el inicio de la disolución.

Como en la primera explosión,
toda la materia se aleja
desde el último rincón,
para crear vidas paralelas
y cimentar la ilusión.

Pero no hay armazón
ni tampoco estrellas,
solo una realidad eterna
que nutre el ultimo eslabón.»

Y así me aleje de Iscarión
para recitar a capela
todas las letras
que aparecían en mi libreta.
Tenía alma de escritor,
de viajero de las estrellas,
que volaba en un cometa
para compartir su novela.

Y allí lo vi, en pleno fulgor,
el último de los ascetas,
su máxima expresión
en una grandísima estrella
que se parecía al sol.
Todo la realidad estaba envuelta
y hacía mucho calor
y él me acercaba su mano
para mostrarme su canción.

Y ya no hubo grietas
ni tampoco revueltas,
solo una gran epopeya
cerca de la última constelación…

…mientras…
las amapolas seguían suspendidas
cerca del espacio exterior…

Gracias a spirit111 por la foto

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