Poema sabio
Entremezclo la mente
y la simiente,
un camino corriente
que definió occidente;
un Dios mundano
que extendió la mano
un día de verano.
Nada es en vano
y ya no hay ocaso.
Estamos de paso,
la vida es un extracto
de sutileza y contacto.
Una fusión de colores
que se escapa a los miopes,
pero esta ceguera
es solo pasajera.
Es como una cuerda
que se arremolina
en las cuencas
para conciliar la espera
hasta abrir la puerta.
Y allí vi el mundo
de los todos colores
donde cohabitaba mi doble.
No había separación
ni ninguna tensión,
solo un universo informe
incesante de olores.
Y ahí estaba yo
ejerciendo mi profesión
del deseo una proyección
que era cósmica revelación.
Todo tiene un sitio
cuando está vivo.
Amalgama de dones infinitos,
tu con los tuyos
y yo con los míos.
Pero hubo un desajuste
que creó muchos túneles,
miedo a perder la conciencia
por un pedazo de materia.
Pero no hay miseria,
la conciencia saldrá ilesa.
Por eso se construyeron iglesias
y se peregrina a la Meca.
Ya no hay que esconderse
en esta trampa perpetua.
Vive la vida plena,
con un grito que llena
y un soplido que resuena.
No hay última cena
ni doctrinas ateas,
solo vida a pleno pulmón
sin ningún caparazón.
Vive lo que eres
y contagia al resto de seres
suscita como Hermes;
no dudes, claro que puedes.
Y luz traspasó
entre tú y yo.
Menos pesada
era la naturaleza
bajo la firma
de tu huella.
Gracias a Deltaworks por la foto