Navegando por
Mes: marzo 2019

El canto de los sabios

El canto de los sabios

El canto de los sabios
se cuenta por eones largos
y sonaba desde el comienzo
hasta el año pasado.

¿Pero qué ocurrió,
por qué se callaron,
por qué silenciaron
todo su desparpajo?

Si hace solo un momento,
estaban aquí hablando,
si hace solo un momento
todo era un retablo.

¿Qué les llevó al hastío?
¿Qué les llevó al letargo?
Si ni siquiera hacía falta oído
para poder escucharlos.

Parece que vieron un villano
allá, en lo alto,
vestido de coyote
y con joroba de dromedario,
que aullaba por la noche
a todos los geranios,
antes de correr al trote
hacia los prados.

Y se subió de un salto
al monte alado
para causar estragos
entre los sabios.

Y morderles en las piernas
y entre los mantos,
generando indignación
y mucho agravio.

Maldito lobo,
coyote condenado.
Eres el oscuro ruiseñor
del silencio y del basalto.

¿Por qué tuviste que
morder a los sabios?
¿Por qué tuviste
que callarlos?
Si no molestaban a nadie,
allí, en lo alto.

Y ahora solo se oye aullar
al chacal pardo
entre las ruinas y sombras
del abecedario.
Ese que suena a esperanto,
ese que envuelve los oídos
de agudos y llantos.

¿Donde están ahora
los sabios?
¿Por qué ya solo
se les escucha en verano?
¿Dónde han escondido
sus cantos?
¿Dónde se han metido
este último año?

Gracias a Kimura2 por la foto.

El gamo y la pradera

El gamo y la pradera

Y me concentro
y hasta cierro los ojos
y no abro los párpados;
pues no hay bruma, ni niebla,
solo la rueda de los cantos,
que se mueve en círculos
y en espirales,
como ciclos matinales
que llaman a la Luna Nueva
y a la Madrugada Vieja
con sus propios madrigales.

¿De dónde viene esta música bisoña,
esas notas celestiales,
que cuanto más junto entre las palmas,
resuenan como nogales?

Y entró en el bosque de los sonidos
y en los jardines florales,
para bañarme en la fuente
y en todos los estanques,
donde no hay agua,
sino afluentes,
de luminosos caudales.

Es el río que todo lo llena,
el fin de todos los males,
que empiezan por una mente vacía
allí, cerca de los perales.

Es todo espesura,
y todo follaje,
de un verde que desnuda
el ojo y a la imagen.

Está lleno de pigmentos
y de frutos carnales
que se expanden por el éter
entre los árboles.

Y en realidad no hay matojos,
ni tampoco espinas,
porque todo lo que pincha
y desquicia,
solo entra por el ojo
de la visión estricta.

Y entre los robles,
y la hierba,
oigo al final de la espesura
un gamo,
de ideas inciertas,
que corre entre las matas
con sus pezuñas hacia afuera.

Y se tumba en la pradera,
colea que colea,
y me saca la lengua,
con los ojos en blanco
y la mirada tuerta.

Y yo le hablo
y le pregunto por los salmos
y por otras mancuernas,
y el me mira aturdido
mientras berrea.

“Te vas a volver loco
y te va doler la cabeza
tantas ideas saben a poco,
si no escuchas lo que suena.
La realidad parece hueca
como las ramas de un olmo,
así que déjate de escorzos
y canta ya a capela.

Que no siempre serás mozo
sino más bien pronto
carne que azulea.
Así que juega un poco
entre faldas y gorjeas
y llama al amarillo y al naranja
que hay en las mozuelas.

Salta y canta,
pues este valle
no se va a ninguna parte.
Se queda donde está
con todos sus estanques
y todas sus azucenas.
Para que tantas veces te bañes,
tantas veces ames,
pues el fruto de la primavera
cuelga ya de los ramales.
Así que extiende la mano
y ya no me hables.
la puerta que tanto buscas,
está entre las voces corales.”

Gracias a Brigachtal por la foto

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies