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Mes: julio 2020

La rana y la estrella

La rana y la estrella

Y mientras dibujaba
las efemérides de los días
pude ver una rana
que saltaba y corría.
Estaba pintada de verde
con un tono clarividente
y con un pincel que dividía
el espacio en mil estrías.
Y todos empezamos a saltar
porque la rana quería
pero luego se empezó a alejar
y miramos hacia arriba.

Y allí vimos un astro orondo
que olía a sacacorchos
y no que no sabía planear
en la órbita requerida.
Y empezó a gritar
con estruendo e inquina,
«amigos, me la voy a pegar
contra una estrella vecina.

Me tenéis que ayudar
con la última tecnología
esa que puede recalcular
mi elíptica pifia.
No quiero ser polvo estelar,
no quiero morir derretida
lejos de mi hogar
con la gravedad dividida.»

Y vino un matemático
con los dientes metálicos
y gorro de centinela
y anteojos cuánticos.

Y se puso a calcular
en un ábaco de astracán
para empezar a gritar
en una lengua desconocida.

“Es usted una desvergonzada,
querida amiga;
mira que darse a la bebida
en pleno vuelo
sin control y medida.
Deberíamos dejar que se
fragmentara en mil partículas
y se hiciera trizas
para no volver a ver
esa translación tan ignífuga.»

Y la rana salió de sus aposentos
y voló a los cielos
para darle un beso a la estrella
que olía a queroseno
y empezó a encontrarse revuelta
y tuvo que parar en la cuneta
deteniendo el reloj del tiempo.
Ya no había lamento,
ni tampoco desconcierto;
solo una estrella resacosa
que necesitaba un momento.

Todos estábamos paralizados
mirando el firmamento
mientras la estrella resoplaba
llena de lamentos.

Parecíamos estatuas de mármol
y otros monumentos
todos allí parados
ante el devenir del tiempo.

Gracias a Zdeněk Macháček por la foto

Amapolas en el espacio exterior

Amapolas en el espacio exterior

Y vi un jardín de amapolas
suspendido en el espacio exterior
lleno de bustos
que miraban con devoción.
Estaban todos ocultos
hacia el interior
bañados de burbujas
en clave de do mayor,
buscando respuestas
que sonaban a oración.

Y me acerqué a uno
de ellos llamado Iscarión
que hablaba la lengua
de la estrellas y del fundador,
esa que tiene siete esquemas
desde la primera creación.
Y le pregunté por las esferas
y por toda la agitación
y me dijo que era cosa buena
como toda manifestación.

“Es la mente la que nos condena,
es ella la crea la división
al ver las cosas neutras
en plena disociación.
Busca más allá de los esquemas,
busca más allá de la conclusión
donde está la mente plena
que curva la difusión.
Allí está el alma llena
y el inicio de la disolución.

Como en la primera explosión,
toda la materia se aleja
desde el último rincón,
para crear vidas paralelas
y cimentar la ilusión.

Pero no hay armazón
ni tampoco estrellas,
solo una realidad eterna
que nutre el ultimo eslabón.»

Y así me aleje de Iscarión
para recitar a capela
todas las letras
que aparecían en mi libreta.
Tenía alma de escritor,
de viajero de las estrellas,
que volaba en un cometa
para compartir su novela.

Y allí lo vi, en pleno fulgor,
el último de los ascetas,
su máxima expresión
en una grandísima estrella
que se parecía al sol.
Todo la realidad estaba envuelta
y hacía mucho calor
y él me acercaba su mano
para mostrarme su canción.

Y ya no hubo grietas
ni tampoco revueltas,
solo una gran epopeya
cerca de la última constelación…

…mientras…
las amapolas seguían suspendidas
cerca del espacio exterior…

Gracias a spirit111 por la foto

El mastín y el miedo

El mastín y el miedo

Y miré a la ventana verde
que estaba oculta en el cielo
donde nacían todas las sombras
y todos los riachuelos;
lloraban en la penumbra
como pequeños mochuelos,
todos ocultos en el diafragma
que tenía siete velos.

Era un camino de esmeraldas
lleno de brillantes y terciopelo
que tenía pepitas de oro
enredadas en mi pecho.

Y me hundí en el pozo
del perdido invierno
donde había un mastín
que representaba el miedo.
Tenía ojos grandes
y garras de perrero
y un hedor menguante
que olía incienso.

Y me empujó hasta
tirarme al suelo
para enseñarme las señales
del inminente advenimiento.

“No te ocultes más
y no seas traicionero,
abre ya la mano
y estira los dedos.

Que todo el trabajo
ya está hecho
y lo único que te detiene
es este miedo varado
entre el segundo acto
y el tercero.
¿No ves que no soy un perro,
solo una imagen
que se derrite en el espejo?

Anda ya a la trompetas
que escupen fuego
donde cantan los poetas
y viven los eternos,
donde no hay mentiras,
ni tampoco silencios;
solo un gran magma
que forman los anhelos.»

“… Y no te olvides de ella
que vive cerca del cielo
donde se juntan los colores
del verde y del te quiero…“

Gracias a Jan Steiner por la foto

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