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Etiqueta: cielo

Cielo. Poemas sobre los niveles superiores, sobre los astros, sobre los ángeles, sobre las cosas que componen el cosmos.

La línea y la esfinge

La línea y la esfinge

Andaba por una línea fina
cargada de serotonina
cuando vi un paraje
que me llevó a observarte.

Estabas suspendida en el cielo
en medio del deshielo,
cerca de una ladera
con forma de esfera,
con muchas herramientas
y otras tuercas
que alimentaban la materia.

Y grité a tu sombra:
¿Por qué tanta zozobra?
¿Por qué justo ahora;
hay algo que sobra
en la inmensidad de tu obra?

“Tus lágrimas son tristes
como pensamientos grises,
un tanto indivisibles
como las líneas de Euclides.

Quizás, todavía te resistes.
Nada es tan terrible.
Suéltate a lo que existe.“

Y se convirtió en una esfinge
tan bella como Nefertiti;
veía a través del tiempo
en medio del invierno;
no había tristeza,
ni tampoco desasosiego;
solo un suspiro eterno
que abracé como un destello.

Gracias a sciencefreak por la foto

Las golondrinas del cielo

Las golondrinas del cielo

Y entré en una realidad superlativa
llena de golondrinas,
tenían facciones de peces
y alas como Hermes,
y cambiaban de aspecto
hasta dejarte sin aliento.

Y formaron un corro
que desafió el viento,
serían cientos y cientos,
todas en movimiento
cambiando en el cielo
mientras componían un arabesco,
una pirámide de colores
donde no había ocres,
solo un rayo luminoso
que era jactancioso
y compuesto por mil soles.

Y en el cielo se hizo un agujero
que me llevo lejos
hacia un universo pleno,
aún se estaba creando,
pues veía moldes y decorados,
con otros bocetos del arquitecto,
y apareció una escalinata,
que me acercó hasta una cara,
era toda dorada
y fina como un mantra.

“Soy el creador de todo esto,
que no es un pliego,
sino un diseño,
está volando sobre la brisa,
pues ahora no tiene prisa,
y no tiene cemento
ni nada férreo,
pero hay una promesa
que pronto será devuelta.

No pelees con la vida
y de una vez confía,
no pienses en desdichas
ni en que todo se hará trizas,
deja que te acaricie la brisa
pues está hecha de golondrinas,
todas juntas bajo un prisma,
bajo una caricia prístina;
en realidad todas son la misma.»

Y abracé la vida,
pues ya no había cisma
quería a todas las criaturas,
a todas y cada una,
como a las mismas golondrinas,
todas allí juntitas
volando encima de la brisa.

Gracias a Julian por la foto

Tierra de lagartos

Tierra de lagartos

Y me levanté en una explanada
llena de lagartos;
estaban todos tan hartos,
muchos eran mancos
y llenos de colores pardos.

Pero conocían la historia universal,
esa que nunca de acabar,
pues no tiene final:
la forma se disolverá
y la esencia quedará.

Y se abrió un claro
en medio del contingente
del que se desprendió la fuente
con palabras en lengua ardiente:

“¿A qué tanto miedo?
Ya has llegado a la puerta;
siempre estuvo abierta
por más que amaneciera;
así que ya, entra.”

Y vi la llave del universo
que en realidad estaba hueco;
era como un cuento,
una fábula o verso suelto;
un gran destello
que se deshacía en mis dedos.
La luz permanecía
y yo despertaba del sueño.

Y en la tierra reptil
habló el gran lagartero:
que se dieran las manos
y abrazarían el fuego,
y subirían por la escalera
que tocaría el cielo,
siempre claro,
muy cerca del suelo.

Gracias a Freephotos por la foto

El pájaro libre

El pájaro libre

Y me levanté en una rama
en medio de un arce
con todo el plumaje
de un pájaro salvaje.

Quería saltar al cielo
pero algo me retenía,
quizás era el miedo
a desplegar el vuelo,
al aleteo inquieto
y mirar todo desde lejos.

Y me encontré
con una golondrina
con alma de adivina,
plumas de varilla
y un pico que parecía
una larga cuchilla.

“Para qué te sirven las alas
si no sales de las ramas;
en el fondo son como palmas,
puedes azuzarlas y zarandearlas,
verás como no hay trabas,
solo el cielo abierto
que te espera a mil metros.»

Y salté al vacío
que contenía mi destino
mientras movía las alas
y graznaba con el pico.

El cielo se detuvo
y por fin vi los hilos
que envolvían mundos
tanto grandes como diminutos.

Era un manto fino
que me abrazaba con sigilo.
El ser del brillo
que me cantaba al oído
sonatas de lo perdido:

“No hay más periplo
que abrazar tu sino.
Es el único vuelo
y el único camino;
da igual seas padre
o seas hijo.»

Y seguí volando y volando
hacia el único sitio
hecho de cristales
y de piedras de mi destino.

Gracias a vasile_pralea por la foto

La luz del universo

La luz del universo

Y salté al cielo
porque estaba repleto,
tan lleno de vida
y de estalactitas
que se había parado
en un movimiento retrógrado
donde los astros,
todos apaciguados,
contaban historias
de cuando eran chatos.

Y vivían en una charca
de un solo paso,
y se daban las manos
y bailaban el tango
porque no había
tiempo ni letargo,
solo un silbido hidrogenado,
una bola de helio
que encadilaba a mil grados.

Y traería los nitratos
todos bien peinados
para dar paso a la tierra
recubierta de feldespatos.

Y encontré un paramecio
un poco aletargado,
pues solo tenía una neurona,
bastante burlona,
que sabía de calculadoras
pero no de abecedarios.

Y me dijo en un idioma binario
repleto de unos y cerapios:

“Déjalo ya, Carancho.
Olvida esa trágala mental
que te tiene varado.
Elévalo al cuadrado
y redobla la apuesta
como hicieron los astros.
Están todos arrejuntados
debajo átomo,
donde está la luz
del otro lado.”

Y me rodearon los rayos
que nacían de los hados,
y me dieron un abrazo
para dejarme dormido
en medio del cielo estrellado.

Gracias a geralt por la foto

El Alfa y el Omega

El Alfa y el Omega

El Alfa y el Omega
al parecer eran dos letras
como dos islas griegas,
ya bastante añejas,
que entraban en guerra
cuando discutían entre ellas.

“¿Por qué todo lo comentas?
¡Anda, Alfa esa sí que es buena!
¿Pero qué dices, Omega?,
protestaban en respuesta.»

Hasta que un día leyeron
un proverbio en una galleta:
«Si conoce lo que suena
y apenas parpadea
algo debe saber
de lo que alardea.»

Y una tarde se fueron de juerga
y perdieron algunos trazos
por darle mucho al vaso,
y por fin se hicieron caso
y se hablaron como en años.

“Yo te quiero, Omega
pues eres tan bella,
pero tienes que
liberarte de tu pena,
esa que te atenaza
desde que eres enana.»

«Y yo te quiero a ti, Alfa
desde antes del alba
y de que tuviéramos casa.
Tienes que librarte de tus miedos
y de todos tus tropiezos.
Ya no hay culpa,
ya no hay penuria;
solo un sol abierto
en mitad del cielo.

Y se dieron la mano
como dos renacuajos
y miraron al infinito
con ojos de corpiño
y allí vieron el inicio
sin ningún resquicio.

No había realidad envuelta,
ni ninguna cubierta,
solo un ser puro
repleto de bromuro.

Y le miraron los dos
con óvalos de bismuto
y se hicieron uno
dentro del conjuro.

Y estaba todo lo creado
y todo lo pensado,
realidades a pares
que bailaban en los mares.
Una energía traslúcida
que del todo era única.

Gracias a usuario 7854 por la foto

Destello del cielo

Destello del cielo

Y vi entre las nubes un destello
rizado como un cabello,
una cuerda para subir al cielo
y discutir con los de arriba
el porqué de tanto trasiego.

¿Sería todo aquello una epifanía
o un soleado monasterio
donde los ángeles se amontonaban
juntitos hacia el centro?

Y me preguntaron :

“¿A que has subido muchachuelo,
a ver si de verdad hay sujeto,
si hay significado tras el soneto
o algo que luzca entre lo bello?

No solo hay cuerpo,
ni todo es pequeño
dentro, muy dentro
escondidos hay misterios.”

Y en esto se mostró Anselmo
tan longevo como inquieto
saltando de un lugar a otro
en los arrabales del viento.

Pero no quería escucharle,
quería seguir subiendo
y conocer la verdad
de este triángulo escaleno,
en el que cada peldaño
era uno de sus catetos,
una escalera hacia el cosmos
y hacia el último evento.

Luz de luces,
paradigma de advenimiento
que das cobijo a los ángeles
desde el comienzo.

Y la luz se desplegó
en el apogeo del destello
y me bajó a la tierra
para obtener consuelo.

Con la piedra, el asfalto,
donde todo tenía forma
y todo tenía peso.
Aquello que no comprendía
por ser un poco denso.

Y apareció la madre
con un lucido beso
guardado en la mejilla
desde hacía tiempo.
Y me miró profundo
como en un sueño,
en este relato terroso
que en verdad era un cuento.

<Gracias a la madre tierra
por su forma>

Gracias a Adriana Wojakowska por la foto.

La rana y la estrella

La rana y la estrella

Y mientras dibujaba
las efemérides de los días
pude ver una rana
que saltaba y corría.
Estaba pintada de verde
con un tono clarividente
y con un pincel que dividía
el espacio en mil estrías.
Y todos empezamos a saltar
porque la rana quería
pero luego se empezó a alejar
y miramos hacia arriba.

Y allí vimos un astro orondo
que olía a sacacorchos
y no que no sabía planear
en la órbita requerida.
Y empezó a gritar
con estruendo e inquina,
«amigos, me la voy a pegar
contra una estrella vecina.

Me tenéis que ayudar
con la última tecnología
esa que puede recalcular
mi elíptica pifia.
No quiero ser polvo estelar,
no quiero morir derretida
lejos de mi hogar
con la gravedad dividida.»

Y vino un matemático
con los dientes metálicos
y gorro de centinela
y anteojos cuánticos.

Y se puso a calcular
en un ábaco de astracán
para empezar a gritar
en una lengua desconocida.

“Es usted una desvergonzada,
querida amiga;
mira que darse a la bebida
en pleno vuelo
sin control y medida.
Deberíamos dejar que se
fragmentara en mil partículas
y se hiciera trizas
para no volver a ver
esa translación tan ignífuga.»

Y la rana salió de sus aposentos
y voló a los cielos
para darle un beso a la estrella
que olía a queroseno
y empezó a encontrarse revuelta
y tuvo que parar en la cuneta
deteniendo el reloj del tiempo.
Ya no había lamento,
ni tampoco desconcierto;
solo una estrella resacosa
que necesitaba un momento.

Todos estábamos paralizados
mirando el firmamento
mientras la estrella resoplaba
llena de lamentos.

Parecíamos estatuas de mármol
y otros monumentos
todos allí parados
ante el devenir del tiempo.

Gracias a Zdeněk Macháček por la foto

Las puertas del cielo

Las puertas del cielo

Y se abrieron las puertas del cielo,
muchos volaron despavoridos,
habían salido del nido
y miraban hacia el abismo.

Y escuchaban una especie de himno,
una sonata con ritmo antiguo
que les rodeaba por los lados
y los cercaba por el ombligo.

Y muchos pusieron la oreja,
vestíbulo, trompa y estribo
para oír unas notas perdidas
que tenían mucho sentido.

Y decían:

Este es el camino
desde los Dioses y los egipcios
donde formas se contonean
como si fueran jeroglíficos.

Y si tú no encuentras fonema
ni si quiera paliativo,
estará en la alacena
de los objetos perdidos.

Junto al tesoro prohibido
que relumbra como al principio,
junto todos tus talentos
y todos tus designios.

No te muestres esquivo
y acepta tu sino,
da un salto multicolor
hacia los jardines del olvido.

¿No buscas que la vida
tenga algún sentido?
¿Y cómo va tenerlo
si te vistes de mendigo?
Acepta todos tus dones,
los que guardas en el abrigo
bajo todas esas capas
de pensamientos dubitativos.

Abre tus manos
hacia el universo creativo
que es mera posibilidad
y centro del libre albedrío.
Y despliega ese cosmos tuyo
tan interesante y divertido,
ese que provoca la risa
al mayor de los bandidos.
Porque tú lo escribiste
cuando eras solo un niño
con todas esas letras
en un lustroso pergamino.

¿Recuerdas cuando eras poeta
o un escribano egipcio
que viajaba por el mundo,
inmensamente rico?

El mundo es una charca
que nutre hasta el infinito
está llena de piedras preciosas
y está llena de brillo.

Ya sientes las notas de alivio,
notas como te abrazan
con todo ese cariño….

Así que recuerda que…

Los ángeles volverán
de nuevo a su sitio
junto con la bóveda celeste
del último piso.
Y allí de nuevo cantarán
esas sonata de corintio
donde cada una de las almas
abrazará su talento genuino.
No es luego, no es mañana,
es ahora, como siempre ha sido.

Gracias a @nervum por la foto

Salida del desierto

Salida del desierto

En la puerta del desierto
vi un beduino que miraba al cielo
y con un poco de recelo
le pregunté por los engranajes
de la rueda del tiempo.

Y el me dijo: “Ahora no,
ahora no quiero, quizás luego.
Tienes que andar por la arena
hasta llegar al desfiladero
cerca de un embalse
donde las orcas y odontocetos.
Allí verás un camino de piedras
por el que han subido
todos los poetas
incluido Homero.

La llaman la escalera del arte
y también del apogeo
porque todo lo que rimas
se proyecta al mundo entero;
es como un gran espejo
donde las palabras se juntan
hasta formar un soneto,
que esta lleno de significado
y contiene todo el alfabeto,
y otros miles de símbolos
que silbaban los griegos.

¿Y tú tienes alma de poeta?
¿Alma de escritor etéreo?
¿Alma del que canta
cuando no está despierto?
Pues besa la piedra que pisas
que el suelo no es hueco,
está lleno de tesoros
de relucientes destellos.
Solo tienes que meter la mano
en la tierra, muy adentro,
para sacar las monedas de oro
que te negaste hace tiempo.
No hay razón para más dislate
y menos para tanto contratiempo.
Justo en la sombra que pisas
hay un campo de pomelos.

Mira como brillan,
como brillan desde lejos.
Ya no hay desierto
y nada es incierto.
Todo lo que temes
se lo llevó el viento.

Así que asómate
a la puerta del cielo
donde están los delfines
y los jinetes polinesios;
donde apenas hay sombras
pues se habla en proverbio,
donde se oye el eco
de una caracola
y de trescientos mil talentos.
Porque Todo es de oro,
Todo es por setecientos,
como un desfile de figuras
que nutren el cielo abierto.
Ya lo ves, ya puedes cogerlo,
el futuro que tanto has esperado
se da en este momento.

Resultados de cuarentena

Gracias a Giorgio Parravicini por la foto

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