Camino. Poemas que hablan sobre el recorrido, sobre la travesía que todos andamos, buscando sentido, deteniéndonos y mirando hacia todos los lados. Primero un paso y luego otro.
Poema sobre atreverse, extender la mano, el momento, recoger los premios y exponerse, no tener miedo… el cambio es inherente a la vida… Hay que buscar lo que hay dentro de nosotros y encararlo… la vida es un poco… mostrar lo que tenemos.
Si quieres leer el poema, puedes pinchar en este enlace:Vacío infinito.Mucho Primitivismo
Veo una bola infinita que está llena de vida y me grita y me insta a que salte de la cornisa, es un viaje de ida, un viaje a la cima, un cambio de clima, es asomarse al clímax a lo que tiene miga y a la apuesta divina.
Vida sin lentillas, cortapisas o parabrisas, sin la mirada perdida; vida que es vida, vida que es consigna, vida en sí misma, vida para la vida, vida que te conmina, vida amiga que te lleva hacia arriba.
Vida que está llena de perseidas cristalinas, enormes bombillas que bombean desde la angina un montón de hemoglobina. Porque ya rebobinas y comprendes entre bambalinas.
El gran secreto de la cortina, cortina quemada de luz merovingia, hematíes en fila en suma algarabía. Calidoscopio que se arremolina junto a las tripas y crea una vertiente ventrícula.
Vida ya misma, músculo de pericaricas que me insta a la consigna que palpita los sueños de Artemisa.
Inspira…
Vida sin cateterismo. Un yo conmigo mismo donde soy testigo y protagonizo. Ando el camino sin que sea torcido. El yo que he elegido, diástole y destino sin miedo al peligro, sin nada dividido.
Un estruendo colorido y fuego conspicuo que marca el periplo del salto al infinito.
Y me levanté en una rama en medio de un arce con todo el plumaje de un pájaro salvaje.
Quería saltar al cielo pero algo me retenía, quizás era el miedo a desplegar el vuelo, al aleteo inquieto y mirar todo desde lejos.
Y me encontré con una golondrina con alma de adivina, plumas de varilla y un pico que parecía una larga cuchilla.
“Para qué te sirven las alas si no sales de las ramas; en el fondo son como palmas, puedes azuzarlas y zarandearlas, verás como no hay trabas, solo el cielo abierto que te espera a mil metros.»
Y salté al vacío que contenía mi destino mientras movía las alas y graznaba con el pico.
El cielo se detuvo y por fin vi los hilos que envolvían mundos tanto grandes como diminutos.
Era un manto fino que me abrazaba con sigilo. El ser del brillo que me cantaba al oído sonatas de lo perdido:
“No hay más periplo que abrazar tu sino. Es el único vuelo y el único camino; da igual seas padre o seas hijo.»
Y seguí volando y volando hacia el único sitio hecho de cristales y de piedras de mi destino.
Un erizo y una rana subían por una montaña, en una especie de competición para ver quién era el mejor.
El erizo se llamaba Rogelio y contaba la vida en sexenios, la rana se llamaba Aurelia y tenía robustas las piernas.
Al principio de la carrera se habían sacado la lengua, no podía haber tregua, ni otra cara de la moneda porque solo uno de los dos cruzaría primero la meta.
Habían competido en lagos, montes y desfiladeros pero ya no querían enredos, se apostaban el mundo entero.
Rogelio jadeaba en su pendiente mientras enseñaba los dientes y Aurelia escupía en el camino espoleada por los anfibios. Pero los dos iban muy parejos, ambos se hacían de espejo.
Y en esto habló la montaña de nombre Maximiliana, toda una señora empedrada de maneras alsacianas.
“No hay competición, ni tampoco ganador solo una gran carrera que puede ganar cualquiera.
No os perdáis en la disputa, ni en toda esta locura, dad zancadas con bravura y saltos de altura.
Pues ya no habrá duda, ni tampoco calumnia, solo velocidad en máxima punta.”
Y Rogelio perdió sus pinchos, Aurelia su humor esquivo y los dos se juntaron en la meta para irse en motocicleta; y así se hicieron muchas parejas tras finalizar la carrera.
Y salté al vacío tras muchos siglos donde todo estaba oculto y un poco ennegrecido.
Y aterricé en un río de color amarillo, dorado y exuberante como al principio. Y empezó a fluir hacia lo desconocido, hacia lo jactancioso y elevado incluso hacia vespertino. Y todo brillaba, todo allí era muy vivo de aguas trasparentes que Iluminaban como el vino, con tesoros flotantes en medio del camino.
Y al fondo vi un castillo macizo y elevado, en un meandro del río. Parpadeaba en vilo, todo alargado y todo escondido, rompiendo los colores en miles de trocitos.
Y me acerqué con sigilo como si fuera un chiquillo a escuchar todos los sonidos que pervivían en el olvido. Y justo en ese momento una sombra de color olivo, briosa y extendida, me susurró al oído:
“Por fin te has atrevido a saltar al vacío; llevas tanto escondido que has olvidado el camino, pero este río te empujará hasta el centro de tu destino, donde fluyen las letras y todos los escritos.
El miedo es una mampara que nubla el juicio, te aísla de los demás incluso de ti mismo. No hay nada que temer, no hay resquicio clandestino todas las sombras se evaporan al nadar en el río.
¿No ves que es exuberante, espumoso y vitalicio? Es la corriente que te une hacia al castillo, donde están todos los sonidos, todos los fonemas del libre albedrío. Una mano esponjosa que llena el apetito.
No temas querido amigo, nada como siempre y tanto has querido, con los brazos hacia delante y con espíritu atrevido.
… Ella ya está en el río con los brazos abiertos y su sonrisa de membrillo esperando en la aguas en medio del camino…»
Y vi en el horizonte un narciso solo y desabastecido y fui a llevarlo a un bosque que me era muy querido, cerca de un alcornoque que tenía tres o cuatro nidos y se sentía como un roble allí en medio del camino.
Y graznaba como un estornino al mundo de los hombres en mitad del campo vespertino, pues tenían que soltar su voces y escapar por fin de su delirio.
Y nada más verme me dijo: “Ya no hay ningún escondrijo, finalizado está este periplo, extiende tus brazos enjutos y mira los suculentos racimos. Ya están dando sus frutos, ya viene todos juntos, ya están todos unidos, como un torrente colorido y como una tarde en el circo.
No olvides lo que has sido y sal de ese campo de espinos que no te hacen bien sino esquivo. Y mira ya el río de tus letras que rompe todas las grietas y abre la realidad entera. Ellas te tratarán con mimo pues viene cargadas de trigo y de color verde pino. Ellas serán tu emblema y caminarán por la tierra, darán de beber a los hijos y a todos los niños. Y de nuevo abrazarás el árbol que tanto has querido.”
Y el poeta salió del cobertizo para por fin andar el camino y camino con los estorninos hacia su más verde destino, mirando al alcornoque y a todos sus nidos. Y recogió de nuevo su narciso que era bello y lucido para ser él mismo, como siempre había sido.
Y se levantó el gigante en medio de la tierra con una maza y una piedra y era imposible calmarle al observar tanto disparate. Así que empezó a andar por las calles con un gesto feo y voz grave para gritar a todos los maleantes: “Sois como los de antes de folclore y mucho parche pero si queréis arreglar esto no hay otra manera que ir a ver al venerable.”
“Ese ya no existe; se despistó hace muchos lances cuando la gente miraba al cielo y entraba en trance. Veían constelaciones y estrellas combándose que guardaban secretos y un mágico desenlace.”
“Pero ahora solo veo dinero un torrente infame de falsos compadres donde nadie es nadie.”
“Todo lo que tenía que decir el gran venerable ya lo dijo mucho antes, cuando había cuentos y también disfraces y no tanta tontería y tanto dislate.
¿Por qué va a escucharnos? ¿Por qué diantres? Si somos como un enjambre o unos muertos de hambre que solo miramos al cielo antes de que alguien la palme. ¿Por qué ahora la muerte? ¿Para qué este viaje? ¿Para qué tanto buscar si están ocultos los diamantes?”
¡Callad ya! gritó el gigante y torció aún más su semblante hasta que la boca se le hizo larga y se le quedó tirante.
«Mirad la pirámide y el valle donde están las escalinatas y donde están las espirales, donde están las bocanadas que se llenan de aire, donde están los hechiceros que antes fueron personajes, donde están las sílabas que se enredan en las vocales.
No hay forma y no hay mensaje. Es un sinfín de variedades; un conjunto de la mente del que todos somos parte. Desde los más pequeños a los más grandes, para dar forma al mundo y a todo este escaparate. Alarga tu mano y siente lo palpable ¿No ves que está hueco y no hay subjetividades?
Hazte a un lado y deja de golpearte, y recuerda los días que eran obras de arte, hace ya lustros, hace ya ni sabe, cuando corrían por la tierra miles y miles de gigantes.»
Y vi un laberinto en la puerta de una estaca, un camino complicado que parecía una encrucijada.
Y allí había elfos, magos incluso estaba Morgana; todos en fila india para ir a ver a la anciana. La que tenía los secretos, la que te tocaba el alma, la que hablaba de regalos más allá del alba.
Y así me puse en marcha, justo detrás de unas cucarachas por la calle de en medio donde llovían las pedradas; pues unos mosquitos discutían con unas larvas.
Y replicaban: lo ha dicho ella, lo ha dicho la mujer blanca. Ella sabe lo que cuenta, ella sabe lo que habla.
Y yo me escurrí en medio de aquella batalla, al ver un batir de alas cerca de las montañas, cerca de acantilados donde estaban las hadas y otras criaturas mágicas que desprendían ese brillo tan cerca de la madrugada.
Y subí por una escalinata que estaba cubierta de relojes y de promesas del mañana. Y allí había un colibrí que tenía puntos en la cara, todos de color rojo que se mezclaban con sus pestañas. Y me susurró un acertijo sobre el todo y la nada y me quedé allí perplejo mirando las musarañas.
¡Que criatura más extraña que vuela y se escapa, vestida de terciopelo como si fuera una balada!
Y llegué hasta la cornisa donde estaba la anciana, una especie de mausoleo repleto de alabanzas.
Y me miró entre las parras y me sonrió desdentada: ¿Por qué tienes tanto miedo? ¿Es quizás por la idea del Karma? ¿Es por todo ese peso que tienes en el diafragma? ¿No te das cuenta que son recuerdos y proyecciones falsas? El mundo es un reflejo que tiene muchas caras cambia cuando lo miras, cambia cuando lo palpas. Así que ahora imagina la siguiente parada, esa donde están los gnomos los grillos y las xianas Así que pon un pie del que nazca otra pisada y anda el camino que nace de tus entrañas…
Gracias a susi977 por la foto… Infinitud…
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies