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Categoría: Poemas místicos

Poemas místicos. Poemas que hablan del todo, del universo, de la relación con el conjunto de las cosas y de la esencia de la totalidad.

Vídeo: La muerte

Vídeo: La muerte

Poema titulado la muerte… porque nacemos y morimos muchas veces durante la vida… es la muerte del ego… el enfrentarse a los miedos, a las trampas de la mente… dejar que todo fluya y encontrar la mejor versión de nosotros mismos… 

Aquí tenéis el enlace por si queréis leer el poema: ir al poema

El llanto

El llanto

Y había trozos de mí
repartidos por la tierra,
una cabeza, un hombro,
una mano, una pierna.
Todos repartidos descuartizados.
Estaba roto, perdido en el llanto,
un llanto que no llegaba,
un llanto quebrado.

Un llanto oscurantista,
un llanto esquivo a la vista,
un llanto desmesurado;
un llanto mutilado.

Una cascada malnutrida
de lágrima insípida,
un torrente maloliente
que se deshacía astringente.

Y quise mirarlo,
incluso condenarlo,
quise ponerle hebras
para salir de las tinieblas.

Pero aquel llanto era confuso
diluido por el orgullo.
Era la cara del moribundo
y del que está desnudo.

E intenté recoger mis pedazos
del abdomen a los brazos,
solo había retazos
y deshechos aciagos.

Pero el llanto estaba esperando
como una larva,
como un canto profano,
un ruego del que va caminando
y se ha perdido en el ensayo.
Una esquizofrenia
absorta en el mal trago.

Pero me detuve a escucharlo:
“Ya no estás condenado,
eres libre del anonimato,
alza tu voz
con fuerza y descaro.
Grita y grita
por los cuatro costados:
soy el verbo
lleno de significado.

Ya no estoy varado
ni estoy mutilado,
los siglos son ya
cosa del pasado.

Tengo otros rasgos,
y sé de lo que hablo.”

Y miré a los astros
y recogí mis pedazos,
Estaban todos arrejuntados,
como un verso suelto,
un único cuerpo
de poeta de terciopelo.
Por fin alzaba el vuelo

“Yo sueño, yo sueño,
ya no estoy muerto,
es el momento.”

Y el llanto salió abrupto,
muy desde dentro,
de lo más profundo.
Ya no se contuvo.
Se liberaba el injerto
para ver todo el conjunto.

Gracias a justravelling por la foto.

La muerte

La muerte

Voy en un bote
que conduce Caronte,
estoy entre dos mundos
que apenas vislumbro.
Es un conjuro,
es tierra de difuntos,
con todos sus colores,
sus claroscuros
y sus negros humos.

Y veo una calavera
que puede ser de cualquiera,
pero es solo ella;
es tan esbelta
que está muerta.

Y hay un fauno,
un inmaculado
y un mutilado,
una hilera de cadáveres
andando entre pesares

“Estamos muertos,
Estamos muertos;
eso es cierto.
Casi nos hemos disuelto.

Somos criaturas del subsuelo
que olemos a heno.
Algunos morimos ahogados,
otros envenenados.
Algunos nos están decapitando
mientras seguimos andando.
Por esos lloramos aquí abajo,
por eso tanto nos quejamos.

Somos marea muerta
de la conciencia maltrecha,
un ejército de tinieblas
recostado sobre la tierra.

Por eso gritamos
y por eso avanzamos
hacia un cadalso
que no controlamos.

“Somos miseria,
somos pandemia,
somos la peste
y toda la muerte”

¿Y para qué luchamos,
para qué abjuramos
si somos putrefactos
y estamos hechos pedazos?»

Pero había una voz
en la lejanía
que era amarilla
y muy vívida.

Una fuente mística
que cantaba por encima
que no había diferencia
entre la muerta y la vida.

“Soy el pulmón del que respira
la voz del que grita.
Soy el fuego de la pira
y la morada divina.
Estoy en todas las mezquitas
y en el que se excita.
Soy la miga y también la dicha.»

«¿Y por qué no te escuchamos
por qué estamos tan alejados;
por que somos escuálidos,
pusilánimes y minusválidos?»

«Porque creéis
que estáis muertos,
vais todos en hileras
sometidos por la indiferencia.
No tenéis sueños.
Sois solo esqueletos,
míseros despojos
que se recuestan en lo correcto.
Pero no hay desdicha
más indigna
que faltar a la vida.
Sois la apología del miedo
y del no puedo;
del me quedo quieto
hasta que otro
haga un movimiento.

Menudo estipendio de voceros
y de cadáveres postreros.

¡No estáis muertos!,
¡No estás muertos!

Solo sois prisioneros
de vuestro propio encierro.»

Y los difuntos se quedaron quietos.
Había dudas en sus lamentos;
podían escuchar sus anhelos
y todos sus deseos.

Se oyeron ruegos…
una lluvia de huesos
y cataratas de muertos;
por fin se escuchaban a ellos.

Y se hizo un arabesco
para romper el entierro,
la muerte predicha
en el colofón de una sonrisa.
Toda una algarabía
en el espesor de una brizna.

Gracias a ChiemSeherin  por la foto

Poemas extravagantes e imaginativos

Poemas extravagantes e imaginativos

Os comparto a continuación un conjunto de poemas primitivos menos conocidos, que quizás están deambulando en el histórico de las tripas del blog; pero que tienen su gracia, su significado revoltoso y ahora por lances del destino, de pronto vuelven a la palestra cargados de imaginación.

  1. La ecuación de los alquimistas
  2. Viaje interestelar
  3. Los jueces de la mesa 
  4. La larva Matilda
  5. El ratón monseñor
  6. El topo
  7. Un monstruo debajo de la cama
  8. Planeta de ácaros

Y también un par de poemas en versión vídeo, bien acompañados de atuendo y gorro.

Juan Pablo El Sastre

Juan Pablo El Sastre

Juan Pablo el Sastre
contaba el relato de existencia
que rondaba por su cabeza:
que si era efímera…
que si era esquiva…
que si llegaba a cansarte
hasta hacerte cadáver…
pues todo era vacío
y completamente anodino…

Y así zurcía su hilo
ante semejante descosido
para coserse un chaleco divino
de lustrosa seda y hilo
que ponerse los domingos
antes de ver a Dionisio.

Pero lo que no sospechaba
es que sería testigo
de lo inabarcable y positivo,
todo un sinsentido
más allá del raciocinio,
en medio de aquella amalgama
que superaba la nada.

Y sintió nauseas…
Y siguió tejiendo
ante aquel remiendo
que sacudía el ingenio.
Las palabras tropezaban
en el hiato de los milenios
y la boca se empequeñecía
ante el final de la desdicha.

No había criatura
ni contorno ni figura,
perdida la mirada objetiva
en las paredes de la alquimia
¿Moriría la filosofía
en el recodo de la alegoría?
¿Cómo explicar un pensamiento
en el espectro de lo quieto?

Y siguió tejiendo y tejiendo,
ya no un chaleco
sino un americana
y un pantalón de feltro.

No había entierro
ni se fingía ya muerto,
el hilo traspasaba el cuerpo.
Había zurcido con esmero
un alegato de queroseno
que derretía el tiempo.

Ya no había nausea
había encontrado la causa
que le vestiría de letanía
en las mañanas vespertinas,
un flujo de evidencias
en las estrías del galimatías.

Y nada más despertar
corriendo se fue a buscar
a Simone al Bulevar.
Por el Sena pasearían
el resto de sus vidas.
Un torrente de alegría
en la mirada parisina,
una fábula modista
de tejido existencialista.

Muchas por la foto a 12019

El puma

El puma

Y di un zarpazo a la realidad
cubierto de hilaridad,
de allí salieron lagartijas y moreras
que estaban llenas de eccemas;
pero no eran presas
ni estaban ilesas,
sangraban por sus lenguas
historias de oscuras leyendas.

Y entonces vi un puma
que atravesaba la negrura
sobre un reguero de avispas,
muchas parecían difuntas
y gritó al aire y al vacío
hasta hincarle los incisivos;
quería sorber su detrito
y expulsarlo de sus intestinos.
Ya no había nada ni mío
ni tampoco tuyo
solo aquel bramido felino.

Y clavó las garras a lo específico
hasta iluminar un pasillo
y encontrar una puerta
mugrienta y negra.
Y al abrirla miró al suelo
que estaba lleno de heno
pero en el centro
había un hueco,
una pirámide reluciente
conectada a un pasadizo
de cortantes colmillos.

Y el puma se deshizo
en trescientos acertijos,
una masa oscura
que oscilaba curva.
Allí estaba la furia
que bullía desde la curia
para hablar a lo negro
como si fuera un recuerdo.
El mundo lo había descubierto
entre telarañas de terciopelo;
en una cajita cruda
estaba todo tu talento.
«Merece todo el respeto
se acabaron los remiendos,
y posponer el reconocimiento.

No hay figura
que no tenga altura
ni arlequín
que no ría con retintín.
Haz del esbozo tu finura
en medio de la holgura.»

Y vi rayos sobre mi cabeza
que eran color crema,
en medio había un lago
que susurraba en esperanto.

Y allí metí la mano
y encontré la lira de un bardo.
La toqué por los años
hasta convertirme en anciano.
Era una lira ya muy mía
que pertenecía a mi familia.
Cualidades muy intrínsecas
que me hacían tocar con pericia.

Y el lago emitió un sonido
contundente y vacío.
Un flotante daguerrotipo
que contenía todo lo vivo.
Y allí canté una oda al infinito
mientras cumplía mi destino.

Gracias a LanZa por la foto de Piaxabay

Vídeo: El pasillo definitivo

Vídeo: El pasillo definitivo

Vídeo sobre el poema que habla sobre la realidad, lo que está por detrás y lo que palpita. Está en todos nosotros… solo hay que pararse y mirar. Se vienen grande aventuras.

Si queréis leerlo aquí está el enlace: poema

Amelia

Amelia

Y vi un montón de fonemas
envueltos en tu melena,
bajaron por tu cadera
hasta llegar a tu pubis
y bucear entre sirenas.

Eras la hija de Anubis
con tus vestidos cuquis
pero al abrir tus piernas
generó un mar multilinguis
que sonó a corneta
y efervescencia magenta.
Y me acerqué a tu cueva
para regalarte mi lengua
y relamerme de tu selva.

Allí se produjo un brote
con sabor a biscote,
un lago de tres soles
caídos desde el orbe.
Una savia clandestina
que bullía de tu vagina.

Y allí nos entretejimos,
para aumentar el apetito
y llenarlo de gemidos.
Hicimos una cacofonía órfica
y una bravata sónica.
Nuestras manos eran melódicas
en una pugna tectónica.

Y la lluvia nos sobrevino
en mitad del rito,
un orgasmo marítimo
como rayas del pacífico,
que inundó el ajuar de lino
y casi todo el piso.
Te toqué el cuello
que estaba en pleno vuelo
y tenía olor a anzuelo.
Y de tus caderas
salían unas aletas
hechas de las mareas.
Te besé la boca
que sabía a roca
y a lejana costa.
Y te convertiste en una gota
en mojada prosa,
un pliegue clandestino,
filamento de coito.

Y al fin te volteaste
para mirarme,
habías salido del trance
de navegar por los mares.
Una lluvia, y un embalse
después de vaciarse.

Gracias a Pexels por la for

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