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Mes: marzo 2020

Y cambió el mundo

Y cambió el mundo

Y despertó de un sueño
largo y profundo
que había durado toda la noche
o tan solo un minuto.

Y cambió el mundo;
tal y como lo conocíamos,
se había vestido de luto.
Sin previo aviso;
sin un último saludo.
No más excusas,
no más bulos.
Este es el momento
o no habría ninguno.

Se había vuelto frío,
se había vuelto duro.
Y todas las almas se agolpaban
frente a un muro
que rodeaba una cadena
hecha de oro puro;
tan reluciente e intensa
como el telurio.

Y se abrió una compuerta
que bajaba al inframundo
con una pared llena de moscas
que estaba hecha de estuco.

Y allí bajaron muchos
en busca de un susurro
para salir de dudas
y poner luz en lo oscuro.

“Exigimos una explicación”
gritó de pronto el vulgo.
“Esto no hay quien lo aguante
¿Por qué nos trata como vagabundos?”

“Si estábamos muy tranquilos,
estábamos cada uno en lo suyo.
Sin molestar a nadie
todos aquí muy pulcros.”

“Y ahora vienes hablarnos
del saber profundo,
de miradas inertes
y otros falsos conjuros.”

“¿Para qué tanto lío,
para qué este negro humo,
ahora quieres cambiarlo todo
justo antes del crepúsculo?

“No hay otra forma,
es hora de deshacer el nudo,
de acabar con la maquinaciones
de este falso culto,
de deshacer las mentiras
que engordan el orgullo.
Es hora para dar el salto,
es hora para estar todos juntos
y mirar de lleno
muy adentro del muro.
Y nos daremos las manos
y seremos más justos,
y miraremos a la tierra
como si solo fuéramos uno.
Y el verde repoblará,
se acabará el ayuno,
estaremos todos saltando
sin ser unos reclusos.
Y las flores renacerán
al igual que los arbustos
y los pájaros volaran
dejando pequeños surcos.
Ya nada nos detendrá
en este nuevo impulso,
en este brote de aire fresco
que oxigenará el mundo.”

Poemas y emociones de cuarentena III

Gracias a WikiImages por la foto

El topo

El topo

Un topo decidió asomar la cabeza
pues tenía mucha destreza
y lo que allí percibió,
la verdad que fue desolador.

Un mundo mugriento,
un mundo precoz
donde todos los habitantes
trabajaban de sol a sol.
Encerrados en cajas,
perdidos en su dolor,
como una marea nauseabunda
de esclavos de Tutankamón.

¿Y qué ha pasado desde
que se esfumó el amor?
Si antes estaba por todos lados
hasta el último rincón,
brincando de un lugar a otro
como una iguana o un tejón.
Era tan verde y rosado
entre notas de corazón,
que se destilaban en el pecho
antes de darle un toque azulón.
Así que salió de su cueva
y de verdad que cantó,
cantó por toda la tierra
con su voz de tenor
y se le unieron unas soprano
que salieron de un radiador
unas ranas saltarinas
que también tocaban el acordeón.
Y allí montaron una orquesta
y leyeron un pregón
que decía algo así:
no solo salgas de juerga
y mira el interior
que es allí donde está la fiesta
y el sonido del tambor.
Allí donde baila la pantera
con ritmos de color
una balada de silencio
que culmina este clamor.

Y la tierra empezó a sanar
pues ya había pasado el monzón,
había llorado sobre la hierba
y liberado su dolor.
Cósmica era la pradera
más alto su fervor,
pues el topo había visto la morera
que habitaba en su interior.

Emociones de cuarentena II (Hace 6 días)

El gigante

El gigante

Y se levantó el gigante
en medio de la tierra
con una maza y una piedra
y era imposible calmarle
al observar tanto disparate.
Así que empezó a andar por las calles
con un gesto feo y voz grave
para gritar a todos los maleantes:
“Sois como los de antes
de folclore y mucho parche
pero si queréis arreglar esto
no hay otra manera
que ir a ver al venerable.”

“Ese ya no existe;
se despistó hace muchos lances
cuando la gente miraba al cielo
y entraba en trance.
Veían constelaciones
y estrellas combándose
que guardaban secretos
y un mágico desenlace.”

“Pero ahora solo veo dinero
un torrente infame
de falsos compadres
donde nadie es nadie.”

“Todo lo que tenía que decir
el gran venerable
ya lo dijo mucho antes,
cuando había cuentos
y también disfraces
y no tanta tontería
y tanto dislate.

¿Por qué va a escucharnos?
¿Por qué diantres?
Si somos como un enjambre
o unos muertos de hambre
que solo miramos al cielo
antes de que alguien la palme.
¿Por qué ahora la muerte?
¿Para qué este viaje?
¿Para qué tanto buscar
si están ocultos los diamantes?”

¡Callad ya! gritó el gigante
y torció aún más su semblante
hasta que la boca se le hizo larga
y se le quedó tirante.

«Mirad la pirámide y el valle
donde están las escalinatas
y donde están las espirales,
donde están las bocanadas
que se llenan de aire,
donde están los hechiceros
que antes fueron personajes,
donde están las sílabas
que se enredan en las vocales.

No hay forma y no hay mensaje.
Es un sinfín de variedades;
un conjunto de la mente
del que todos somos parte.
Desde los más pequeños
a los más grandes,
para dar forma al mundo
y a todo este escaparate.
Alarga tu mano
y siente lo palpable
¿No ves que está hueco
y no hay subjetividades?

Hazte a un lado
y deja de golpearte,
y recuerda los días
que eran obras de arte,
hace ya lustros,
hace ya ni sabe,
cuando corrían por la tierra
miles y miles de gigantes.»

Emociones de Cuarentena I (Hace una semana)

Gracias a LoggaWiggler por la foto

Viaje interestelar

Viaje interestelar

Y me construí un cohete
con las herramientas del patio:
con una mecedora, un tobogán
una centrifugadora y un armario.
Y tomé carrerilla desde la colina
hasta al campanario
ante la atenta mirada
de mis amigos y del vicario.

Y me lancé en picado
y empecé a volar
por encima de los astros.

Y llegué hasta un planeta rosado
donde había aves a nado
que bebían fuego y escupían
sangre por los costados.
Y me sumergí entre espasmos
para poder palpar
todos esos cuerpos
cubiertos de plumas y escamados.
Eran como el Fénix,
atunes vestidos de ganso
que hablaban múltiples lenguas
desde el latín hasta el marciano.

Y les pregunté con sorna
en su idioma originario
¿Por qué buceáis y surcáis
a la vez el mar y el espacio?

“Porque hemos decidido,
hace ya periodos milenarios,
que es del todo arbitrario
preguntarnos si somos
aves o pescado,
criaturas de fuego o de acuario
¿Hay alguna respuesta
detrás de lo binario?
Ese es nuestro corolario.
Vuela y también
date un baño
y busca los límites
de este planeta rosado”

Así que me volví a mi cohete
un poco descolocado,
y encendí el motor
tras coger los mandos.
Y arranqué hacia la tierra
para volar a todo trapo,
saludando a las lunas
y al polvo estrellado
y cada uno de los huecos
que me iba encontrando.

Gracias a Pawel Czerwínski por la foto

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