Poema sobre atreverse, extender la mano, el momento, recoger los premios y exponerse, no tener miedo… el cambio es inherente a la vida… Hay que buscar lo que hay dentro de nosotros y encararlo… la vida es un poco… mostrar lo que tenemos.
Si quieres leer el poema, puedes pinchar en este enlace:Vacío infinito.Mucho Primitivismo
Veo una bola infinita que está llena de vida y me grita y me insta a que salte de la cornisa, es un viaje de ida, un viaje a la cima, un cambio de clima, es asomarse al clímax a lo que tiene miga y a la apuesta divina.
Vida sin lentillas, cortapisas o parabrisas, sin la mirada perdida; vida que es vida, vida que es consigna, vida en sí misma, vida para la vida, vida que te conmina, vida amiga que te lleva hacia arriba.
Vida que está llena de perseidas cristalinas, enormes bombillas que bombean desde la angina un montón de hemoglobina. Porque ya rebobinas y comprendes entre bambalinas.
El gran secreto de la cortina, cortina quemada de luz merovingia, hematíes en fila en suma algarabía. Calidoscopio que se arremolina junto a las tripas y crea una vertiente ventrícula.
Vida ya misma, músculo de pericaricas que me insta a la consigna que palpita los sueños de Artemisa.
Inspira…
Vida sin cateterismo. Un yo conmigo mismo donde soy testigo y protagonizo. Ando el camino sin que sea torcido. El yo que he elegido, diástole y destino sin miedo al peligro, sin nada dividido.
Un estruendo colorido y fuego conspicuo que marca el periplo del salto al infinito.
Poema El Puma sobre el poder, la fuerza, los animales de tu interior, el camino, los incisivos, el destino que has venido a cumplir y todos los dones que posees.
Y grito entre los grillos que son presa del olvido y canto un estribillo con aroma de membrillo que adormece los sentidos.
Y veo a una especie de templo fenicio que da asilo a los perdidos.
¡Y grito y grito!, desde lo espino y desde el delirio: ¿Dónde están los ritmos y los cantos mestizos? ¿Dónde está el camino lleno de peregrinos?
Y oigo una voz que sale de un estridente sonido y que emerge con brillo:
“Para la mente porque siempre miente. Es un tambor que no tiene autor, no tiene conciencia ni tampoco paciencia, vive en la urgencia de la permanencia.”
¿Y si no hubiera vida y no hubiera mentira?
«Verías la belleza en cada esquina. No habría arritmia, ni tampoco angina ni exceso de penicilina.
Una gran piedra magenta que siempre parpadea porque cambia con la inocencia y nunca se desvela.
No hay naturaleza muerta solo realidad entera.”
Y suspiré como un chiquillo pues volvía a oír los sonidos que son como silbidos y transcienden a los grillos.
Aquellos que se cuentan por siglos; una especie de contrapunto que emerge con brío desde el primer estallido.
Y me encontré con un lagarto llamado Salmo que jugaba con el destino de todos sus hijos.
Era un poco sibilino e incluso ladino, pues se quedaba frío antes todos sus hechizos.
Pero se le acercó una libélula, llamada Manuela, que le habló de las venas y de soltar la melena, de que la vida puede ser plena cuando estás en escena. Y le gritó: vuela y vuela.
Y el lagarto que era un poco reaccionario se quedó pensando. ¿De qué me sirve tan gélido escenario, si me paso la vida tiritando?
Y sacó la lengua y rompió las cadenas, y le nacieron alas y también antenas.
Y voló y voló por la naturaleza con su canción lagartera, que ahora era una promesa para todo el que quisiera.
“Vuela y vuela mientras puedas, la vida es pasajera y una centella; pero hay algo que calienta; más allá de la tierra y de todas las estrellas.”
Y me levanté en una rama en medio de un arce con todo el plumaje de un pájaro salvaje.
Quería saltar al cielo pero algo me retenía, quizás era el miedo a desplegar el vuelo, al aleteo inquieto y mirar todo desde lejos.
Y me encontré con una golondrina con alma de adivina, plumas de varilla y un pico que parecía una larga cuchilla.
“Para qué te sirven las alas si no sales de las ramas; en el fondo son como palmas, puedes azuzarlas y zarandearlas, verás como no hay trabas, solo el cielo abierto que te espera a mil metros.»
Y salté al vacío que contenía mi destino mientras movía las alas y graznaba con el pico.
El cielo se detuvo y por fin vi los hilos que envolvían mundos tanto grandes como diminutos.
Era un manto fino que me abrazaba con sigilo. El ser del brillo que me cantaba al oído sonatas de lo perdido:
“No hay más periplo que abrazar tu sino. Es el único vuelo y el único camino; da igual seas padre o seas hijo.»
Y seguí volando y volando hacia el único sitio hecho de cristales y de piedras de mi destino.
Y salté al vacío tras muchos siglos donde todo estaba oculto y un poco ennegrecido.
Y aterricé en un río de color amarillo, dorado y exuberante como al principio. Y empezó a fluir hacia lo desconocido, hacia lo jactancioso y elevado incluso hacia vespertino. Y todo brillaba, todo allí era muy vivo de aguas trasparentes que Iluminaban como el vino, con tesoros flotantes en medio del camino.
Y al fondo vi un castillo macizo y elevado, en un meandro del río. Parpadeaba en vilo, todo alargado y todo escondido, rompiendo los colores en miles de trocitos.
Y me acerqué con sigilo como si fuera un chiquillo a escuchar todos los sonidos que pervivían en el olvido. Y justo en ese momento una sombra de color olivo, briosa y extendida, me susurró al oído:
“Por fin te has atrevido a saltar al vacío; llevas tanto escondido que has olvidado el camino, pero este río te empujará hasta el centro de tu destino, donde fluyen las letras y todos los escritos.
El miedo es una mampara que nubla el juicio, te aísla de los demás incluso de ti mismo. No hay nada que temer, no hay resquicio clandestino todas las sombras se evaporan al nadar en el río.
¿No ves que es exuberante, espumoso y vitalicio? Es la corriente que te une hacia al castillo, donde están todos los sonidos, todos los fonemas del libre albedrío. Una mano esponjosa que llena el apetito.
No temas querido amigo, nada como siempre y tanto has querido, con los brazos hacia delante y con espíritu atrevido.
… Ella ya está en el río con los brazos abiertos y su sonrisa de membrillo esperando en la aguas en medio del camino…»
Y vi en el horizonte un narciso solo y desabastecido y fui a llevarlo a un bosque que me era muy querido, cerca de un alcornoque que tenía tres o cuatro nidos y se sentía como un roble allí en medio del camino.
Y graznaba como un estornino al mundo de los hombres en mitad del campo vespertino, pues tenían que soltar su voces y escapar por fin de su delirio.
Y nada más verme me dijo: “Ya no hay ningún escondrijo, finalizado está este periplo, extiende tus brazos enjutos y mira los suculentos racimos. Ya están dando sus frutos, ya viene todos juntos, ya están todos unidos, como un torrente colorido y como una tarde en el circo.
No olvides lo que has sido y sal de ese campo de espinos que no te hacen bien sino esquivo. Y mira ya el río de tus letras que rompe todas las grietas y abre la realidad entera. Ellas te tratarán con mimo pues viene cargadas de trigo y de color verde pino. Ellas serán tu emblema y caminarán por la tierra, darán de beber a los hijos y a todos los niños. Y de nuevo abrazarás el árbol que tanto has querido.”
Y el poeta salió del cobertizo para por fin andar el camino y camino con los estorninos hacia su más verde destino, mirando al alcornoque y a todos sus nidos. Y recogió de nuevo su narciso que era bello y lucido para ser él mismo, como siempre había sido.
Y se abrieron las puertas del cielo, muchos volaron despavoridos, habían salido del nido y miraban hacia el abismo.
Y escuchaban una especie de himno, una sonata con ritmo antiguo que les rodeaba por los lados y los cercaba por el ombligo.
Y muchos pusieron la oreja, vestíbulo, trompa y estribo para oír unas notas perdidas que tenían mucho sentido.
Y decían:
Este es el camino desde los Dioses y los egipcios donde formas se contonean como si fueran jeroglíficos.
Y si tú no encuentras fonema ni si quiera paliativo, estará en la alacena de los objetos perdidos.
Junto al tesoro prohibido que relumbra como al principio, junto todos tus talentos y todos tus designios.
No te muestres esquivo y acepta tu sino, da un salto multicolor hacia los jardines del olvido.
¿No buscas que la vida tenga algún sentido? ¿Y cómo va tenerlo si te vistes de mendigo? Acepta todos tus dones, los que guardas en el abrigo bajo todas esas capas de pensamientos dubitativos.
Abre tus manos hacia el universo creativo que es mera posibilidad y centro del libre albedrío. Y despliega ese cosmos tuyo tan interesante y divertido, ese que provoca la risa al mayor de los bandidos. Porque tú lo escribiste cuando eras solo un niño con todas esas letras en un lustroso pergamino.
¿Recuerdas cuando eras poeta o un escribano egipcio que viajaba por el mundo, inmensamente rico?
El mundo es una charca que nutre hasta el infinito está llena de piedras preciosas y está llena de brillo.
Ya sientes las notas de alivio, notas como te abrazan con todo ese cariño….
Así que recuerda que…
Los ángeles volverán de nuevo a su sitio junto con la bóveda celeste del último piso. Y allí de nuevo cantarán esas sonata de corintio donde cada una de las almas abrazará su talento genuino. No es luego, no es mañana, es ahora, como siempre ha sido.
Gracias a @nervum por la foto
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies