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Mes: febrero 2019

Planeta de ácaros

Planeta de ácaros

¡S.O.S! ¡S.O.S!

He perdido el control de los mandos
y mi nave ya no responde;
voy directo a ese planeta de ácaros
a fusionar mi platillo con ese monde.

Está lleno de insectos y arácnidos
y otras criaturas deformes,
que bailan con movimientos espásticos
de ocho patas y rugoso abdomen.

Todo paso muy rápido;
nada más traspasar el exterior borde,
justo al salir de la metapropulsión
y cruzarme con esa lluvia de neutrones.

No sé que fue lo que me despistó,
quizás avistar aquellos tres soles
o todas sus lunas angulares,
pero se me fueron los controles.

¡S.O.S! ¡S.O.S!

Y ahora voy a la deriva
hacia ese acaricense horizonte,
para aplastar mi platillo de lleno
¡Ya verás tú que golpe!

Pude escuchar a mi comandante,
al menos alguna orden,
pero es un robot cansino y pedante;
¡Así que no creo logre!

Me gritaba, ¡No entrés en el sector Zeta!,
ni siquiera están en la edad de bronce.
Usa el propulsor y da la vuelta.
¡No desobedezcas, estúpido hombre!

Un sinfín de sonidos metálicos
escupidos por sus circuitos de cobre,
reflejados en los monitores plásmicos*
¡Dios mío no hay piloto que lo soporte!

Yo solo quería ver otros planetas,
pisar sus desestructuradas orbes;
cerrar mi intergaláctica maleta
y mezclarme con sus fórmicas proles.

¡S.O.S! ¡S.O.S!

Pero voy a colisionar con esa masa violeta,
hasta hacer saltar todas las juntas y resortes.
Será el fin de esta extraterrestre opereta,
me fundiré con el mundo acariforme.

El final de mi nave última generación,
nada más que añadir al informe.
Un Bum en una vasta explosión
sin poder decir más cambio y corte.

Ya…

Solo se oye por el intercomunicador
la voz del estúpido droide
que grita cosas raras al mundo tejedor
y palabros que nunca serán humanoides.

Gracias Daswortgewand por la foto

*Plásmico en vez de plasmático.

La operación matemática

La operación matemática

Una vez entré en trance,
de esos los largo alcance
y pérdida de cordura,
pues hallé una conjetura
en medio de una suma.
Y no era nada enrevesada,
ni teorema de Descartes,
solo un dos y la una,
un problema de infantes,
dos números naturales
en adicción conmutativa,
pero al poner el uno antes
los resultados eran dispares.

Y repetí la operación,
tan lento como una oruga,
incluso conté con las pezuñas
y presioné a la calculadora
en pos de guarismos digitales.
Pero la aritmética estaba en conjura,
y se mantenía el desplante.
¡Una indeterminación!,
¡Un acertijo bivariante!
¡Una locura,
sin lógica ninguna!
¡La razón saltaba por los aires!

El fin del teorema discreto,
un conteo analfabeto,
una suma de catetos
sin cuadrado ni hipotenusa,
un jeroglífico de Ramanujan,
un arco de Mileto,
carente de base y altura,
un cansino seno
y un sino sin coseno.
¿Pero donde estaba
el resultado correcto?

Y todo se empezó a complicar,
números enteros
y radicales,
radianes e incluso integrales,
hasta imaginarios;
y me acordé de Aristofanes,
incluso de Sartre,
de los hermanos celestiales
y de la ecuación de Balmes*.

Todo estaba en bruma
justo en medio de la suma.
Por la adicción de contrarios,
el álgebra del sol y la luna,
las matemáticas de la locura
o de la síntesis pura.
El dilema de los pares,
un enigma antes de la cuna,
una suma en una suma,
y dentro el dos y la una;
pero con resultados orientales,
respuestas difusas,
el relativismo de Albert,
las palabras de Buda,
incluso cánticos de aleluya.

Un agujero en la curvatura
con todos los números en fuga.
El fin del polinomio de Hades
y de la materia oscura
que al fin se despejaba la duda.
El nuevo horizonte Najarjuna
y todo dentro de una suma
con un dos y una una…
… 1+2=??

Gracias a Sandid por la foto

*Ecuación de un profesor desconocido que ayudo a construir el modelo atómico del hidrógreno.

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