El llanto
Y había trozos de mí
repartidos por la tierra,
una cabeza, un hombro,
una mano, una pierna.
Todos repartidos descuartizados.
Estaba roto, perdido en el llanto,
un llanto que no llegaba,
un llanto quebrado.
Un llanto oscurantista,
un llanto esquivo a la vista,
un llanto desmesurado;
un llanto mutilado.
Una cascada malnutrida
de lágrima insípida,
un torrente maloliente
que se deshacía astringente.
Y quise mirarlo,
incluso condenarlo,
quise ponerle hebras
para salir de las tinieblas.
Pero aquel llanto era confuso
diluido por el orgullo.
Era la cara del moribundo
y del que está desnudo.
E intenté recoger mis pedazos
del abdomen a los brazos,
solo había retazos
y deshechos aciagos.
Pero el llanto estaba esperando
como una larva,
como un canto profano,
un ruego del que va caminando
y se ha perdido en el ensayo.
Una esquizofrenia
absorta en el mal trago.
Pero me detuve a escucharlo:
“Ya no estás condenado,
eres libre del anonimato,
alza tu voz
con fuerza y descaro.
Grita y grita
por los cuatro costados:
soy el verbo
lleno de significado.
Ya no estoy varado
ni estoy mutilado,
los siglos son ya
cosa del pasado.
Tengo otros rasgos,
y sé de lo que hablo.”
Y miré a los astros
y recogí mis pedazos,
Estaban todos arrejuntados,
como un verso suelto,
un único cuerpo
de poeta de terciopelo.
Por fin alzaba el vuelo
“Yo sueño, yo sueño,
ya no estoy muerto,
es el momento.”
Y el llanto salió abrupto,
muy desde dentro,
de lo más profundo.
Ya no se contuvo.
Se liberaba el injerto
para ver todo el conjunto.
Gracias a justravelling por la foto.