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Mes: septiembre 2022

La ecuación de los alquimistas

La ecuación de los alquimistas

Y tras ese galimatías
creí encontrar la sinfonía
perdida de la alquimia;
a algunos les provocaba risa
a otros melancolía,
pero no había desdicha,
era la ecuación de la vida,
que buscaban en una misa
o en la vid de la vendimia.

La habían escondido unas ninfas
que creían en la mística,
en un bosque muy cerrado
de espeso arbolado
tras unas parábolas crísticas.

Habían creado el enigma
para escapar de las críticas,
de la mirada perdida
y la conjura salina;
…y porque eran un poco divas.

Y apareció Hervor,
padre y señor
de las enseñanzas químicas,
y encontró una solución,
más allá de la visión
de las cosas específicas.

Tras un ensayo
el acertijo reformuló,
con muérdago de la creación
y otras misteriosas partículas.

Y allí estaban las ninfas,
esquivas y trípticas,
salvaguardando la conjunción
de la huella divina.

¿Hasta cuando?
les preguntó, Hervor.
¿Por qué tanta confusión?
¿Por qué tantas mentiras?

Todo está en la retina
para ver más allá del yo,
para encontrar el amor
dentro de la vida misma.

Y se hicieron cosquillas
como en la primera explosión,
lo que provocó tensión
en esta fina película.

Había sonado el despertador,
para acabar con el sopor
del viaje a la deriva.
El paréntesis de las ninfas,
que liberaba la ecuación
del sentido de la vida.

Y la humanidad se irguió
y miró de nuevo al sol
para así resolver el enigma.

Gracias por la foto a darksouls1 de pixabay.

La tristeza

La tristeza

Tristeza desde dentro,
desde muy adentro,
donde no la huelo
y casi no la siento.

Pero se que está ahí.
Tiritando en su destierro,
esperando su momento.
Es como un injerto
cerca de mi pecho.

¿Hay para ti algún suero
o algún remedio?

Y me concentró en el cuerpo
para que me hable
y me susurré ese soneto
suyo que habla de los muertos.

Pero también habla de la pérdida,
del sofoco y del miedo
y de todos los reinos olvidados
más allá del can Cerbero.

Y lanzo una mano,
un grito negro
y por fin suelto;
no hay mugre
ni nada revuelto
solo una calma
que viene del centro.

¿Y dónde está el dolor;
donde está el sufrimiento?

“Se está deshaciendo”
dice una voz más allá
de mi cerebro,
donde el cosmos reverbera
notas de asueto.

«Tú suelta, es todo
una ilusión
del espíritu sereno;
que olvida que es un sueño
y se cree ese rostro
que hay tras el parpadeo.

Pero no, nada ha muerto;
es todo un juego
donde a veces nos perdemos.
Aún en el confín de los contornos
brilla con fuerza el afecto.

Así que suelta,
y mira dentro,
muy adentro,
y solloza
más allá de lo negro,
y del grito del perro;
y confía en la calma
de lo imperecedero.»

Gracias a milla-del-monte por la foto

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