La pira
Y vi un amuleto
que contenía un secreto,
un gran trueno
y tres destellos.
Los hechizos de los hombres
que se deshacían en cobre
y al fondo una gran pira
que era hija de la desdicha.
“Soy Julerma,
hija de la quema,
la que siempre parpadea
en la llama eterna.”
Dicen que soy como el alambre
pues siempre tengo hambre
y hago caer en trance.”
Y escuché una voz aguda
llena de ternura
que disipaba las dudas.
“No juzgues con premura,
ni hagas falsas conjeturas
solo por miedo al desenlace.
No hay miedo en lo que arde;
no puede propagarse,
es solo el fuego
que tenemos dentro.
¿Qué hay de malo en ello?
¿Es malo el deseo
por llevar al apego?
Y miré a la pira
que de nuevo sonreía,
ardía y ardía
con arrojo y valentía.
No había mentira,
ni escrupulosa vida.
Solo verdades de incendio
que rodeaban el amuleto.
Gracias a Griselda Servin por la foto